La visita del Papa Benedicto XVI a Cuba

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES, 30 mar — Muchos aspectos han llamado mi atención en la reciente visita que el Papa Benedicto XVI realizó a Cuba, entre los días 26 y 28 de marzo.

Me impresionó la calurosa acogida del pueblo, que espontáneamente acudió a darle la bienvenida a lo largo de todo el recorrido desde el aeropuerto Antonio Maceo, hasta su destino en la ciudad de Santiago de Cuba, y a despedirlo desde La Habana hasta el aeropuerto José Martí.

Me impresionó la masiva asistencia a las misas ofrecidas en las Plazas de la Revolución Antonio Maceo, de Santiago y José Martí, de La Habana, la disciplina y el respeto con que el pueblo escuchó esos actos litúrgicos.

El Papa se mostró visiblemente complacido por tantas muestras de cariño y de respeto, tanto del pueblo creyente y no creyente, como de las autoridades políticas, incluido el Presidente Raúl Castro Ruz, quien acudió a darle la bienvenida al aeropuerto, donde fue recibido con los honores de Jefe de Estado y lo saludó afectuosamente después de cada una de las misas.

Otros aspectos que llamaron mi atención fueron las coincidencias en las ideas planteadas por Raúl Castro y Benedicto XVI en sus respectivos discursos, de bienvenida y saludo, respectivamente.

Como es de todo conocido, la Santa Sede y la Revolución cubana siempre han coincidido en la necesidad de globalizar la solidaridad, y en ese tema, Cuba tiene mucho que mostrar, como expresó el presidente Raúl Castro en su discurso:

“Solo como demostración de cuanto se podría hacer si prevaleciera la solidaridad, menciono que en la última década, con la ayuda de Cuba se han preparado decenas de miles de médicos de otros países, se ha devuelto o mejorado la visión a 2,2 millones de personas de bajos ingresos y se ha contribuido a enseñar a leer y escribir a 5,8 millones de analfabetos. Puedo asegurarle que, dentro de las modestas posibilidades de que disponemos, nuestra cooperación internacional continuara.

“En vez de la solidaridad, se generaliza una crisis sistémica, provocada por el consumo irracional en las sociedades opulentas. Una ínfima parte de la población acumula enormes riquezas mientras crecen los pobres, los hambrientos, los enfermos sin atención y los desamparados.”

Pudo haber agregado también las miles de vidas salvadas por los médicos cubanos en diversos países adonde han acudido brigadas médicas ante la ocurrencia de catástrofes naturales, como es el caso de Haití, por poner solo un ejemplo.

Inmediatamente después, en su discurso de saludo, el Papa Benedicto XVI expresó:
Muchas partes del mundo viven hoy un momento de especial dificultad económica, que no pocos concuerdan en situar en una profunda crisis de tipo espiritual y moral, que ha dejado al hombre vacío de valores y desprotegido frente a la ambición y el egoísmo de ciertos poderes que no tienen en cuenta el bien auténtico de las personas y las familias.

“No se puede seguir por mas tiempo en la misma dirección cultural y moral que ha causado la dolorosa situación que tantos experimentan. En cambio, el progreso verdadero tiene necesidad de una ética que coloque en el centro a la persona humana y tenga en cuenta sus exigencias mas auténticas, de modo especial su dimensión espiritual y religiosa.”

En todas las ideas expresadas por el Santo Padre en este párrafo, coincide con las ideas y el esfuerzo del gobierno cubano, que si no se han podido concretar en toda su plenitud ha sido precisamente por los obstáculos que le han impuesto la ambición y el egoísmo de esos poderes a los que se refiere el Papa.

También expresa que no se puede seguir por más tiempo en la misma dirección cultural y moral que ha causado la crisis. Es decir, coincide plenamente con las ideas que hace mucho tiempo viene planteando el gobierno cubano: “el neoliberalismo ha fracasado y no se puede seguir por ese camino.”

Es más, en mi opinión, la doctrina neoliberal ha llevado al sistema capitalista a una crisis sin solución, a menos que haga profundos cambios, que afectarían a grandes intereses y que por lo tanto, es difícil que se lleven a cabo.

El deseo expresado por el Santo Padre, de saludar al líder histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz, hecho que se concretó después de finalizada la misa en la Plaza de la Revolución de La Habana, también muestra la coincidencia de ideas y de objetivos de la Revolución Cubana y de la Iglesia.

Ambas han manifestado sus deseos de paz, de amor, de justicia, de solidaridad y de apego a la verdad, y su rechazo a las guerras, al egoísmo, la ambición y la mentira.

Podría citar muchas coincidencias más, pero el espacio no me lo permite.

El propio Fidel Castro ha dicho que aunque él no es religioso, coincide plenamente con la doctrina social de la religión.

Es decir, situar al ser humano en el centro de las preocupaciones, desterrar el egoísmo y las ambiciones, y luchar para que todos seamos iguales. Trabajar con todos y para el bien de todos, como lo deseó nuestro héroe nacional José Martí.

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