La solidaridad, sentimiento mal comprendido

Por Elio Delgado Legón

Juan Pablo II visited Cuba in 1998.

HAVANA TIMES — Nunca olvidaré la frase pronunciada por el Papa Juan Pablo II, durante su visita a La Habana: “Globalicemos la solidaridad”. La palabra solidaridad encierra uno de los sentimientos más sublimes de los seres humanos, junto al del amor y la amistad.

Los cubanos hemos aprendido con la Revolución socialista el verdadero sentido de esas palabras, pues en el capitalismo, lo que prima es el egoísmo y el sálvese quien pueda.

Muchos de los que critican cada una de las políticas de la Revolución cubana, argumentan que el país no está en condiciones de prestar ayuda a otros pueblos, cuando el nuestro tiene que enfrentar numerosas dificultades.

Sin embargo, como dijo nuestro líder histórico, Fidel Castro, “ser solidarios no es más que saldar nuestra deuda con la humanidad”.

A lo largo de su historia, Cuba ha recibido la solidaridad y la ayuda desinteresada de muchas personas. En las guerras de independencia, por ejemplo, lucharon codo a codo con los cubanos, entre los más destacados, un grupo de dominicanos, varios venezolanos, norteamericanos, polacos, chinos, entre otros, sin esperar nada a cambio.

En la guerra revolucionaria, que culminó con la victoria del primero de enero de 1959, el ejemplo más notorio fue el comandante Ernesto Guevara.

Desde el mismo triunfo revolucionario, Cuba fue solidaria con todos aquellos que luchaban contra dictaduras sangrientas que oprimían a sus países y con los que trataban de sacudirse el yugo del colonialismo.

Cuando Angola estaba a punto de obtener su independencia y se preparaba una agresión desde Sudáfrica para impedirlo, el líder de aquel país, Agostinho Neto, pidió ayuda a Cuba para entrenar a sus fuerzas. La historia de esa colaboración militar es conocida. Miles de cubanos combatieron voluntariamente en Angola y el resultado final fue la total independencia de ese país, la liberación de Namibia y el fin del apartheid en Sudáfrica.

Sin embargo, ha sido la colaboración civil, principalmente en la salud y la educación, la que Cuba ha desarrollado más ampliamente en numerosos países del mundo.

Es imposible relacionar todos los ejemplos de solidaridad de Cuba con otros pueblos, pues sería demasiado extenso, pero citaré algunos de los más notorios en el campo de la medicina.

Personal de salud cubano en Venezuela. Foto: Caridad

Desde fecha tan temprana como 1960, una brigada médica cubana, con varias toneladas de equipos e insumos,  partió hacia Chile, que había sido afectado por un terremoto.

En 1963, el país envió una brigada médica a Argelia, que enfrentaba una situación difícil en ese campo. No sobraban los médicos en Cuba. De los seis mil que había al triunfo revolucionario, tres mil se habían marchado hacia Estados Unidos. Pero otro pueblo necesitaba ayuda y la recibió durante 14 meses.

En África también recibieron la colaboración médica en las décadas del 70 y 80, Angola y Etiopía y en Centroamérica, Nicaragua.

Como consecuencia el azote de dos huracanes a Centroamérica, a finales de la década del 90 y la necesidad de atención a esos pueblos, se crea el Programa Integral de Salud (PIS), que se extiende también al Caribe y luego a África y el Pacífico.

La creación de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), para formar como  médicos a jóvenes de escasos recursos de los países del área, resultó un paso importante en el cumplimiento de los objetivos del PIS. Ya se han graduado allí 15 mil médicos de 100 países, incluso de Estados Unidos.

En 2003, comenzó la colaboración en Venezuela, con el programa especial Barrio Adentro.

En agosto del 2005, se creó el Contingente Internacional de médicos especializados en situaciones de desastres y graves epidemias Henry Reeve, que está integrado por unos 10 mil cooperantes y de los cuales más de cuatro mil han cumplido misiones en diversos países como Guatemala, Pakistán, Bolivia, Indonesia, México, Perú y China. Se ofreció ayuda a Estados Unidos cuando fue azotado por el huracán Katrina, pero no fue aceptada.

Cuando ocurrió el terremoto en Haití, este contingente reforzó a la brigada médica que ya trabajaba en ese país y continuó luego con la epidemia de Cólera. Actualmente Cuba trabaja, junto con Brasil y Venezuela, en la creación de un sistema de salud en Haití.

En el año 2004, comienza la Operación Milagro, con pacientes que vienen de Venezuela, y en el 2005 se extiende a 15 países del Caribe y 12 de América Latina. Se han realizado alrededor de dos millones de operaciones a pacientes de 34 naciones, en Cuba y en 51 centros oftalmológicos instalados en otros 12 países.

Debiera ser una vergüenza para los países desarrollados, que en el mundo existan 37 millones de ciegos, el 80 por ciento de ellos por causas curables. Cuba aporta lo que puede para aliviar el sufrimiento de millones de personas. Más de cuatro millones y medio de vidas han salvado nuestros médicos en los lugares donde han prestado sus servicios. La mayoría del pueblo cubano considera que vale la pena el sacrificio.

Solo me he referido a lo más importante, por razones de espacio, pero nada de eso se ha reflejado nunca en la  llamada gran prensa transnacional. Ese silencio también forma parte de la campaña contra Cuba.

 

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