Honor a quienes sufren en nombre de la libertad

Por Charly Menéndez Castillo

HAVANA TIMES – Un fantasma atemoriza a Cuba, el fantasma del arte independiente. Contra él se han coaligado las jaurías feroces del Estado comunista y sus vasallos, como si los ojos del mundo no estuvieran siempre sobre la Isla, o como si el arte fuera algo ajeno al espíritu humano.

Mientras la norma a nivel mundial es avanzar hacía el establecimiento de los derechos que le son reconocidos por el conjunto de naciones, en la tierra de José Martí, el Gobierno, apátrida en todos sus aspectos, se da el lujo de promulgar un decreto, el 349, ilegal y arbitrario, como pretendida legalización de la opresión y la injusticia, burda criminalización del arte independiente.

El divorcio del Gobierno cubano con el arte es inherente a su política. Es bien conocido que desde sus primeros días la mal llamada Revolución ha demonizado a todo el que no comparta o adverse sus métodos administrativos, y a esto no han podido escapar los artistas.

A lo largo de estos 60 años son muchos los que han sido víctimas de una política cultural segregacionista, que suprime los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales en nombre de la libertad, pero la libertad solo es posible cuando se le reconocen sus derechos a los que piensan y actúan de manera diferente.

La justa resistencia que hoy hacen los intelectuales y artistas cubanos no es algo caído del cielo ni importado desde otro país, ideología política o sistema económico, es la consecuencia directa del despotismo con que el sistema comunista los ha tratado desde siempre. Si se quiere perseguir a alguien, ese alguien es solo la clase burócrata-militar que aún hoy mantiene secuestrada la autodeterminación del pueblo cubano.

Quizás la centralización y la planificación puedan funcionar en la economía, tal vez, pero en la cultura, en el arte, en la creación artística como expresión del ser humano, es imposible. Este decreto traiciona los más puros valores éticos y culturales de la nación, y enseña jla verdadera naturaleza de la dictadura comunista, dejando claro que en Cuba, en materia de arte y cultura, todo está prohibido, a excepción de lo que permita el Gobierno, sacando a la luz de que los intelectuales y artista cubanos no tienen ninguna participación en las decisiones que toma con respecto su política cultural.

Entonces cabe preguntarse ¿En Cuba, quién vela, protege y defiende los derechos del pueblo? Y luego no quieren que la comunidad internacional reclame derechos para los cubanos. Sin dudas, con el 349 se han dado un tiro el pie, como antesala al fin del comunismo en Cuba, que se avizora en el hecho de que solo puede gobernar gracias a la represión burocrática y al ejército.

La vergüenza se agolpa en los pechos de todos los cubanos dignos, los hombres de bien, al presenciar cómo se intenta empujar a los intelectuales y artistas cubanos hacia un ostracismo similar al que se implantó a partir de la década de 1970 por parte del régimen y sus instituciones culturales.

Hoy la situación histórica es otra, la correlación de fuerzas es otra, el amor a la libertad cada día es más grande, los jóvenes ya no tienen temor a expresarse y cada día son más los que le pierden el miedo a la dictadura.

Ojalá la razón, el buen juicio, la ética y el amor hacia Cuba y los cubanos, aniden en los corazones de todos aquellos que hoy apoyan tan vil decreto. Siempre, más temprano que tarde, la justicia prevalece, y el honor es solo para los que lo merecen.

Bien aventurados los que son oprimidos por oponerse a la injusticia, porque de ellos serán los sitiales de la historia.