Es cosa de cuidado!

Dariela Aquique

HAVANA TIMES, 29 nov.— Cuando le comenté a algunos de mis amigos que me dedicaría a escribir para el Havana Times, la respuesta inmediata fue: ¡Cuidado!

Sí, se sorprenderán. Pasa que a los cubanos el temor nos ha sido infundido y existe entre la gente un miedo casi patológico a la libre expresión.

Manifestar ideas, opinar, exponer un criterio, quedaron como acciones exclusivas de las llamadas Rendiciones de cuentas del Poder Popular o de una que otras tantas reuniones a las que hay que asistir.

Si en las enormes colas de la guagua (ómnibus) entablas con cualquiera una conversación e irremediablemente los temas de la misma serán: economía, pérdida de valores, violencia, corrupción….No faltará en la hilera quien, sin ser invitado, se sienta con derecho a intervenir y es común escuchar frases tan manidas como estas: ¡oiga compañerita, cuide sus expresiones! o cuando es más fundamentalista, te llamará ¡gusana! o te recordará que hiciste una carrera ¡…gracias a la Revolución!

Es lógico pensar que estas personas han sido harto manipuladas por más de medio siglo o que, en algunos casos, están comprometidos para con el sistema porque algunos beneficios materiales les reporta o que en última instancia (y esta es la más probable), sufran de paranoia.

Pues sí, de paranoia. También está infestado de temores, de estar en la mirilla, del ¿gran inquisidor?

Inquisidor, informante, chivato, como quieran decirle, ese que está en todas partes y no sabes quién es; escucha lo que dices, informa cómo piensas, te persigue, vigila tus contactos y siempre dará muy malas referencias de ti ante investigaciones para una contratación en centros laborales o para otorgarte el derecho a tener un teléfono o un televisor.

Escribir para un sitio digital que no es interés ni iniciativa del gobierno y donde por demás hablas con libertad, ¡es cosa de cuidado!

Mis amigos un poco paranoicos, tratan de protegerme, yo en cambio con placer infinito expongo mis ideas (las de la mayoría) y convencida estoy, que después de estas líneas, tendré que hacer algunos ahorros en divisa porque en el CDR jamás estaré en los listados de aquellos compañeros a los que se le otorgue un televisor.