El racismo en Cuba no es inexistente

Carlos Fraguela

HAVANA TIMES — Una cosa es que usted no lo quiera notar, pero ocultando nuestros problemas no se van a resolver.

Apoyado en una exhortación de el actual presidente de nuestro país le voy a demostrar con hechos que le narraré que sí existe y hay que reconocerlo, para poder entre todos contribuir a que desaparezca como el mal social que es y no debería permanecer.

Creo que la verdad nos puede hacer libres.

Quizá si usted no tiene problemas con la gasolina y se monta en su carro al salir del trabajo, no tendrá que lidiar con el racismo en la guagua. Y también si se relaciona poco con los vecinos de su barrio no escuchará las frases reveladoras del problema.

Un amigo y compañero de trabajo me relató que hace poco iba de paseo con su novia actual y se tropezó por casualidad con una novia que había tenido hace más de seis años.

La antigua novia sin tener pena de herir le dijo que era un cochino por andar con una mulata.

El, contrariado, solo tuvo la reacción de agredirla verbalmente diciéndole que era una estupida.

Además tuvo que aguantar a su novia para que no le fuera arriba a golpes a la cretina.

En mi familia existen dos hermanos de mi madre que se casaron con personas mestizas, y mi abuela a pesar de haber criado a sus 13 hijos en un solar donde mis parientes eran los únicos blancos, con el pasar de los años hacía lo imposible porque mis tíos no trajeran a sus cónyuges a la casa.

Mi propia madre a veces haciendo cuentos de sucesos acontecidos en el día necesita especificar el color de la piel de las personas involucradas, siempre le pregunto por qué es necesaria tal especificación para ella. Como si no fuera capaz de entender sigue usando ese modo inapropiado.

Tengo un amigo que cuando hablo de alguien desconocido me pregunta por el color del personaje. Es una muy mala costumbre que molesta a las personas que no entienden ese comportamiento.

Un primo mío, que es mestizo hace unos años cogió una depresión tremenda motivo del complejo producto de la discriminación que sentía de alguna gente a su alrededor, al parecer llegó a ser muy molesto para él, era su adolescencia y es un mal periodo para sentirse rechazado.

Tuve que hablar muy fuertemente con él para que su autoestima subiera. Le recordé que él era una persona noble y buena sobre todas las cosas, que es eso lo que importa y que ignorara a los que se crean superiores.

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