El control social, un arma de la Revolución Cubana

Por Osmel Ramírez Álvarez

HAVANA TIMES — El sistema cubano está bien pensado, lo cual no quiere decir que sea infalible. Funciona, se mantiene y sobrevive a pesar de la penuria y la falta de éxito. ¿Cómo lo hacen? -De muchas maneras, pero tres cosas son vitales: primero, una política social que, aunque no funcione bien, muestra un objetivo popular; segundo, la manipulación de masas mediante el poder mediático casi absoluto y la enseñanza, y tercero, el control social. Del último trata este post.

Fidel fue un gran arquitecto de estructuras sociales. Lástima que no se enamoró de la democracia real, con seguridad hubiese hecho buenos aportes con esa mente brillante que tuvo. Pero se “casó” con el socialismo extremista y puso su genio al triste servicio de robustecerlo. Él fue el padre de las instituciones cubanas que protegen al despotismo populista disfrazado de socialismo, con más fuerza que en la URSS o en Europa del Este, según ha demostrado la realidad histórica.

Los CDR, barrio a barrio vigilando a la gente; los sindicatos oficiales controlando a los trabajadores; las MTT comprometiendo a todos con un lugar de responsabilidad en su guerra, siempre inminente; la ACRC, que aglutina a los que han combatido, que son muchos, bajo la esperanza de tener un tratamiento mejor que nunca llega; la FEU y la FEEM, que controlan a los estudiantes y les neutraliza el espíritu revolucionario que les es inherente; la OPJM que adoctrina y utiliza a los niños a favor de sus intereses; la ANAP, para chequear a los campesinos, la FMC a las mujeres,  y la UJC, que capta a jóvenes que se destacan en cualquier sentido y los compromete en ser cantera del PCC.

Por último, el propio PCC y los órganos represivos. El primero aglutina tanto a personas honradas que sobresalen en su trabajo o en la comunidad, como a los cuadros directivos y técnicos que casi tienen como requisito militar si desean prosperar en sus funciones; además de los oportunistas que en materia política escalan en el sistema como una forma de vivir bien en Cuba, aplaudiendo y cooperando, repitiendo lo que quieren escuchar los de arriba en aras de un ascenso. El segundo incluye al MININT y a las FAR.

Sede del Ministerio del Interior (MININT) foto: granma.cu

EL MININT tiene la voz cantante en el control social. Aparte de los agentes del orden público tiene dos cuerpos técnicos de inteligencia: uno para delitos económicos y sociales, otro para delitos políticos y extranjería, conocido como la Seguridad del Estado. Ambos poseen una amplia red de colaboradores, comprometidos por diversas vías, que presionan en busca de información. Poco escapa a su control.

No menos importante es el efecto en la mente humana de la manipulación, principalmente la mediática. Casi todos los mensajes que se escuchan provienen del Gobierno y están preparados inteligentemente para hacer creer exactamente lo que beneficia al Estado o al menos sembrar la duda.

El miedo a lo desconocido, al fantasma del imperialismo y del capitalismo, a los desastres del mundo exterior que predominan en los medios sobre las noticias alentadoras o a los “mafiosos-mercenarios, cubanos de Miami” que quieren destruir “la gloria que se ha vivido” y entregarle el país “al imperio voraz”, llámese Posada Carriles, Mas-Santos, Orlando Bosch, La loba feroz, etc.

Luce maquiavélico, más tal es el diseño cubano. Es por eso que el Estado-Partido tiene todavía ese gran control sobre un pueblo que no los cree vanguardia de nada,  pero que está atado por hilos muy fuertes. Injusto es juzgar sin analizar; injusto es culpar a la víctima de cómplice.

Un ejemplo reciente: ya otras veces he explicado que el famoso “paquete de la semana” está limitado a no divulgar información política interna de la oposición debido a la ilegalidad tolerada. Es una especie de pacto: el Gobierno permite el negocio derivado del plagio o reproducción ilegal de materiales audiovisuales, mientras estos no les perjudiquen en su política.

El pasado viernes 10 de febrero, el MININT en Mayarí citó a todos los que tienen patentes de “comprador-vendedor de discos” en el municipio; el objetivo: prohibir la divulgación de una serie del paquete: “Hugo Chávez, el comandante”.

Según se les explicó, los cuentapropistas tienen en su reglamentación no afectar con sus actividades el orden político, económico y social del país ni actuar en contra de sus intereses, y esta serie es tildada de subversiva.

Se trata de una producción de Teleset, Sony Pictures Television. Al parecer la historia no se ajusta a la visión que les interesa divulgar en Cuba del extinto Comandante Chávez y decidieron presionar para que no se divulgue. Todos saben que si les revisan sus computadoras y tienen la serie, se les suspende la patente y pueden ser multados. Sin mencionar que la autorización no incluye copiar el paquete a los clientes, solo vender discos de uso. Cuando quieran penalizan esta actividad, que es solo tolerada.

¿Puede el sector privado en esas condiciones de sometimiento ser punta de lanza de una participación cívica más activa y protagónica de nuestro pueblo a favor de la democracia? –Aquellos que juzgan con dureza a los cubanos por “no hacer nada masivo por su libertad” deberían responder esta interrogante. Quienes no lo comprenden es porque no han entendido cómo es que funciona el control social en Cuba. Para que un “prisionero” huya o luche contra sus carceleros primero debe desatarse las amarras: no es tan simple.

Nota: CDR: Comité de Defensa de la Revolución; MTT: Milicia de Tropas Territoriales; ACRC: Asociación de Combatientes de la República de Cuba; FEU: Federación de Estudiantes Universitarios; FEEM: Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media; OPJM: Organización de Poneros José Martí; FMC: Federación de Mujeres Cubanas; ANAP: Asociación Nacional de Agricultores Pequeños; UJC: Unión de Jóvenes Comunistas; PCC: Partido Comunista de Cuba.

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