Por Pilar Montes
HAVANA TIMES — Si se aplica una hipotética regla de tres para responder esta pregunta, digamos, a dificultades financieras del gobierno venezolano e insuficientes recursos energéticos propios de la Isla, sobrevendría la crisis económica en Cuba y posible fin de la etapa revolucionaria.
La primera prueba de fuego para la Revolución caribeña fue en 1962, cuando Estados Unidos le impuso el bloqueo, y una segunda, todavía peor, la disolución del campo socialista, destino y procedencia de prácticamente el 80 por ciento de créditos e insumos del país.
Sin embargo, no se apagaron las luces del faro del Morro en la capital cubana. Rebajar un tercio del consumo petrolero, calculado en 140 mil barriles diarios por Jorge R. Piñón, de la Universidad de Texas, representa un duro golpe que dejaría en 93 mil 332 barriles diarios el consumo disponible. Otra fuente estima el consumo en 190 mil, lo que significaría dejar accesibles 126 mil 666 barriles.
Esto, en el peor de los casos, haría que industrias de producción continua tendrían combustible para dos turnos de 8 horas en lugar de tres.
En horas de sequía energética, sí sería significativo el recorte en el traslado de productos del agro para su consumo en las ciudades. Ahí la realidad energética echó a perder lo que la naturaleza permitió, porque las producciones de mango, aguacate y otras frutas y vegetales estaban accediendo con cierta regularidad a los establecimientos de las ciudades.
De menor impacto social serán las reducciones en horarios de los ministerios y dependencias estatales, que para trámites de la población igual se demoraban, así como un tercio del combustible para los vehículos oficiales. En opinión del millón de personas que aborda el transporte urbano cada día, también se podría reducir en un tercio el número de carros estatales y ponerlos al servicio del público.
Al disminuir la disponibilidad de transporte urbano, los choferes particulares aprovecharon la coyuntura para elevar los precios de su servicio, levantando un clamor generalizado de parte de los usuarios. Las medidas anti-corrupción aplicadas a ese sector permitió elevar las ventas de diesel en los servicentros del Estado (donde antes casi todos los taxis privados abastecieron por el mercado negro) y puso candados más seguros a la reserva estatal de combustible.
El gerente general de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) en Cuba, Luis Morillo, afirmó el 12 de julio en La Habana que “no ha habido una reducción del suministro de combustible a Cuba y solo existe una dificultad técnica y de ingeniería en Cienfuegos”.
Debido a ese problema técnico, “cerraremos ciertas áreas de la planta durante 120 días en el transcurso de este año para reparar ese problema y modernizar ciertos procesos”, dijo Morillo.
Cuba posee tres refinerías, además de la de Cienfuegos, que no está totalmente activa (y que muchos creen que es la única), ellas son: Bahía de La Habana (occidente), Santiago de Cuba (oriente) y Sancti Spíritus (centro), con una capacidad de refinación de unos 60.000 b/d, de allí que el 31% de su petróleo importado es refinado o derivado.
Según el acuerdo suscrito en 2000, Venezuela suministraría a Cuba 53 mil barriles diarios. Renovado y refrendado en marzo de este año durante una corta visita del presidente Nicolás Maduro, se mantuvo el promedio de 110 mil barriles diarios que vendía a Cuba desde 2014.
BBC Mundo, basado en opinión de expertos, señala que, al menos por el momento, Cuba no enfrenta nada parecido al colapso que caracterizó el llamado “periodo especial” de los años 90.
Jorge R. Piñón, catedrático de la Universidad de Texas y especialista en temas energéticos, coincide con esa opinión, basado en que Cuba consume 140 mil barriles por día (otras fuentes señalan que son 190 mil bpd), tiene una producción nacional ascendente a unos 50 mil bpd (70 mil dicen otros) y aún recibe de Venezuela unos 80 mil bpd de los 110 mil pactados en el más reciente acuerdo suscrito entre las partes.
Piñón afirma que esas cifras corresponden al movimiento de buques-cisterna que mueven el petróleo en el área del Caribe, que él monitorea para sus investigaciones.
La especialista Sonia Velázquez León, en el ensayo publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) el 3 de marzo de 2016, en la financiación de los suministros petroleros de Petrocaribe, Venezuela aplica la escala que sigue:
Si el precio del barril está por encima de US $ 30, se financia el 25 %; si está por arriba de US $ 40, se financiará el 30 %; si estuviera el precio del barril más allá de US $ 50, el mecanismo permitiría cubrir el 40 % de la factura petrolera de los países beneficiarios y si el precio del petróleo excediera los US $ 100 por barril se financiaría el 50 % de la factura petrolera.
Se pagaría el financiamiento recibido en un plazo de 25 años a un interés del 2 % el cual se reduciría a 1 % si los precios subieran más allá de US $40 por barril, y con un período de gracia de 2 años.
El artículo V de Petrocaribe mantiene que los suministros serán solo para consumo interno, salvo en el caso de Cuba que podrá vender en los mercados internacionales gracias al Acuerdo Energético de Caracas, suscrito el 19 de octubre del 2000.
La posibilidad de encontrar petróleo en la plataforma submarina cubana atrajo a principios de siglo, a empresas petroleras de Brasil, España, Canadá, Noruega, India, China y Venezuela a la Isla, pero las 27 licencias extendidas, de un total de 57 bloques, que aportaron al gobierno cubano mil millones de dólares, pero desde entonces algunas compañías como la Repsol de España desertaron, ya que todavía esas reservas están por dar los resultados esperados.
Cuba mantiene que en su Zona Económica Exclusiva hay alrededor de 20.000 millones de barriles de petróleo, mientras que EE.UU. calcula esa cifra en unos 5.000 millones de barriles.
Por otra parte, Rusia confirmó que seguirá la Agenda Económica Bilateral 2012-2020 y reforzará sus lazos; la petrolera rusa Zarubezhneft y la cubana Unión Cuba-Petróleo trabajan juntas en pozos de la zona Boca de Jaruco, en la provincia de Mayabeque y acordaron en 2014 continuar con la exploración petrolera en la Isla.
Una reserva no menos importante de ahorro energético está en las líneas de distribución, que son constantemente renovadas por su obsolescencia, así como en los procesos industriales y también en los consumidores residenciales.
Por otra parte, el desarrollo de fuentes renovables continúa, pero solo alcanza aportar el cuatro por ciento de la electricidad producida por el país.
Los cortes de electricidad sufridos en las zonas residenciales, sobre todo, en la que vive esta autora, son debidos, principalmente, al mal estado de las líneas y a tormentas eléctricas habituales del verano, no excediendo aún los apagones de la etapa estival pasada.
En ocasiones, hay cortes, también, por la poda de árboles que se lleva a cabo antes del comienzo de la época de lluvias. Nada parecido a 1993-94, de ahí que en ese sentido y en las finanzas cuando se han renegociado las deudas bilaterales, no hay una situación crítica.
Las oficinas estatales y edificios públicos, así como los automóviles oficiales, han visto reducido el consumo energético con mayor rigor. Los periodistas con automóviles propios, la minoría, que antes recibían 40 litros mensuales, ahora vieron reducida su cuota a 20 litros, aunque en realidad no usaban el vehículo en funciones periodísticas, sino para el traslado del trabajo a su casa y un ocasional paseo familiar.
En conclusión, la afectación social más grave es que para muchos cubanos ya no quedan más huecos para apretar en sus cinturones. Como compensación de este incierto verano, muchos disfrutarán la transmisión televisiva de los Juegos Olímpicos de Río.
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