Asia, donde radica el futuro de Cuba

Por Alberto N Jones

HAVANA TIMES – A un mes de haber iniciado una memorable visita de 20 días a Singapur, Tailandia, Hong Kong y Vietnam, logro reaccionar ante de la aplastante experiencia de ver tanto desarrollo, orden, perspectiva y visión en una región hacia donde parece encaminarse el mundo.

La pequeña Singapur, que en medio siglo ha llegado a ganarse el título del Tigre Asiático, constituye, para el mundo, con sus diferencias políticas e ideológicas, aciertos y errores, un caso de estudio, análisis y evaluación.

Al igual que Cuba, la independencia y soberanía de ese diminuto territorio comenzó en 1959.  Con apenas 100 kilómetros cuadrados, sin recursos naturales y una población de 5.3 millones de personas, de los cuales el 42% son inmigrantes, integró una federación con Malasia, que se disolvió dos años después por múltiples problemas ideológicos, étnicos y religiosos.

Entonces siguió una política de economía de mercado basada en la inversión extranjera, finanzas, navegación marítima, turismo y salud con  una sólida educación, seguridad social, masiva construcción de viviendas, disciplina y respeto al medio ambiente, cuya violación es fuertemente penalizada.

Singapur es, sin duda, el país referente de la región.  Muchos estudiosos y analistas han concluido que Cuba puede ser el Singapur del Caribe, a pesar de haber transitado por una política, ideología y economía diferente y de haber sido víctima de un férreo bloqueo y agresiones militares durante medio siglo por los Estados Unidos.

No me detendré a describir el enorme desarrollo alcanzado por Tailandia con su desarrollo industrial, el sexo y el ocio, ni en Hong Kong, el gigante asiático de las finanzas.

Sin embargo, ningún país en la región y quizás en el mundo, ejemplariza mejor que Vietnam, lo que el trabajo abnegado, la visión política, el sacrificio y la superación del odio y rencor en contra de China, Japón, Francia y Estados Unidos que los colonizaron, oprimieron y desangraron, ha permitido que ese país sea hoy, el más vibrante y pujante de la región.

Cuba y Vietnam tienen una enorme similitud climática, histórica y patriótica.  Martí habló de ese pueblo hace más de cien años y su visión expresada en prosa es válida hoy.  El Milagro Vietnamita, publicado por el Dr. Juan Triana Cordovi en OnCuba el 24 de Noviembre del 2016, fundamenta de manera irrefutable, las bases y razones de ese impresionante desarrollo.

Concluida la brutal invasión de los Estados Unidos y la vergonzosa estampida de Saigón en 1975, era importante para mí visitar el antiguo palacio presidencial y el bunker del Gobierno títere de Vietnam  del Surasí como el salón donde se firmó la reunificación del país en 1976, a partir del cual, Saigón fue renombrado Ciudad Ho Chi Ming.

El Gobierno central en Hanoi nacionalizó todas las empresas, estableció la colectivización de la agricultura e introdujo restricciones que asfixiaron el desarrollo, que condujeron a una hambruna sin precedentes y una masiva emigración por tierra, aire y mar que denominaron “gente de botes”.

El V Congreso del Partido introdujo cambios radicales, jubilando a líderes mayores de 60 años que incluyeron al héroe nacional Vo Nguyen Giap y más tarde al propio secretario general del Partido Le Duan y al presidente Troung Chan que fue sustituido por Nguyen Van Linh, quien redujo la participación del Estado en las empresas no básicas del país, liberó la agricultura, minimizó los impuestos y las regulaciones, estimuló la inversión extranjera y promovió una economía de mercado socialista, que no afectó el carácter socialista de la nación.

Esas y otras modalidades, introducidas en la economía y la sociedad, han transformado a Vietnam en los últimos 20 años en el país de más rápido desarrollo del continente, con un índice de crecimiento del PNB de un 8-9% anual y reducido el índice de pobreza de un 70% en 1980 a un asombroso 10% en el presente.

Nada de eso sugiere que no persistan problemas sociales allí.  La desigualdad social ha crecido, subsiste la corrupción, aunque es fuertemente penalizada y grandes áreas del país no han sido despejadas de bombas sin explotar, que continúan causando dolorosas bajas.

A pesar de ello, el indescriptible desarrollo agrícola ha convertido a Vietnam en el segundo productor mundial de arroz, café, flores y otros renglones; la abundancia de alimentos no tiene paralelo; los ríos y lagos están protegidos con bambú;, la acuacultura y el transporte marítimo es extensa; mientras en las ciudades, cada planta baja está convertida en un comercio, proporcionando empleos a millones de personas, libre de coacción ni impuestos significativos.

Pero el desarrollo urbanístico de ciudades como Halang Bay, Da Nang, Ho Chi Ming y Hanoi, que compiten con cualquiera de las capitales del mundo, trasciende la imaginación al ver miles de rascacielos de 50, 60, 80 y más pisos y la mayor concentración de equipos y maquinarias que haya visto en mi vida, construyendo carreteras, puentes colgantes, túneles, vías férreas, terminales marítimas, centros de recreación, comunidades, desarrollo turístico etc., hace imposible presagiar qué será ese país en los próximos 20 años.

Cuba continúa debatiendo la vía de desarrollo a seguir, mientras da dos pasos adelante y uno para atrás o zigzaguea sin encontrar el rumbo.  Vietnam es el aliado más fiel, firme y ejemplar que Cuba tiene en el mundo, por el cual estuvo dispuesta a dar hasta su propia sangre y hoy obstinadamente cuestiona, rechaza o ignora los contundentes resultados alcanzados por esa nación.

Dolorosamente, la excesiva politización del país mantiene a la prensa, analistas, políticos y pensadores cubanos, obsesionados con cuanto se dice o hace en los Estados Unidos sin importar, si es Barack Obama o Donald Trump quien ocupe la Casa Blanca.

Cuba debe reconocer que Estados Unidos es historia antigua y es imperioso silenciar la cacafonía machacante de los medios de comunicación, que se desgastan y han anestesiado al pueblo repitiendo los horrores cometidos en su contra.  Ninguna prensa o ciudadano en Vietnam, habla del pasado, sino de un futuro luminoso.

Una gran inversión sería enviar durante un año, una delegación polivalente que represente cada sector del pueblo cubano durante una semana como turista a Vietnam, para que corroboren, aprendan y corrijan nuestra estela de errores.

¡Cuba no necesita inventar el agua fría! La histórica e inquebrantable relación solidaria entre ella Vietnam y China requiere solo de la flexibilización de algunas regulaciones arcaicas de la Isla, que permitiría al país convertirse en poco tiempo en el Singapur del Caribe que tantos han profetizado y sirva de trampolín para los demás países de la región, tal cual Singapur ha influido en el desarrollo de Indonesia, Camboya, Filipinas y otros.