Nicaragua: Cierren clínicas médicas y sacan a los pacientes
afecta a miles de afiliados de Amocsa

Médicos recibieron orden de suspender atención a pacientes de inmediato; ¿quién seguirá cuidando de los afiliados que tenían contrato con Amocsa?
Por Iván Olivares (Confidencial)
HAVANA TIMES – El cierre de las clínicas Asistencia Médica de Occidente, S.A. (Amocsa), en las ciudades de León, Chinandega y Corinto, dejó en la incertidumbre a miles de pacientes de esa zona del país. Testimonios recabados por CONFIDENCIAL, muestran que los afectados no saben qué pasará con los medicamentos que les habían recetado, o con sus historiales médicos.
“Yo necesito recuperar el expediente de mi bebé. Nos dijeron que sus historiales comenzarán desde cero y eso no es posible”, aseguró Margarita, una madre soltera que adquirió un seguro médico para que su hija tuviera atención especializada. Otra ciudadana que pidió ser identificada como Andrea, relató que ella estaba acompañando a un familiar que buscaba atención en salud, cuando los médicos recibieron la orden de abandonar a los pacientes y entregar los expedientes.
Historias como esas se repitieron por centenares en las ciudades afectadas. Datos incluidos en el Anuario Estadístico 2023 (es el más reciente que se encuentra disponible en línea), del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), muestran que Amocsa atendía hasta esa fecha más de 46 000 pacientes, sumando ambos departamentos.
Surgida a mediados de los años 90, Amocsa se había convertido en el gran referente privado para la atención médica en la zona de occidente. La información desplegada en el Anuario Estadístico 2023, muestra que concentraba el 40.7% de los asegurados adscritos al INSS en el departamento de León. Su predominio era mayor en Chinandega, donde era el preferido del 61.6% de los cotizantes. El porcentaje bajaba hasta el 49.6% del total, al sumar todas las empresas médicas previsionales que atendían en ese momento a los asegurados de toda la región occidental. Margarita y Andrea, eran dos de ellas.
Amocsa en León y Chinandega cerró repentinamente y sin dar explicaciones ni a sus trabajadores, ni a sus clientes. En medios locales se mencionó que era una confiscación, pero se desconoce cuál es el motivo.
¿Qué pasará con la bebé de Margarita?
Margarita es una madre soltera que admite haberse afiliado al seguro facultativo con un pensamiento en mente: obtener atención médica especializada para su bebé. Normalmente, ella habría buscado consejo médico para alguna dolencia pasajera que estuviera sufriendo ella misma, pero eso no bastaba para atender a su niña, diagnosticada con afectaciones de la conducta, y trastorno del sueño.
“Cuando el Gobierno cerró Teletón, nos dejó sin acceso a terapias que son demasiado caras. A nadie le está importando la salud, ni las terapias que requieren los niños con necesidades especiales”, lamentó. A su niña le recetan varios tipos de medicamentos que “le ayudan con su condición, ya que también tiene selectividad alimentaria”, amplió.
La falta de acceso a esos médicos, terapias y medicinas gratuitas, combinado con problemas económicos que le impidieron pagar algunas cuotas del seguro facultativo, hicieron que su niña se quedara sin terapia por varios meses. Su angustia es mayor porque “con el cierre de Amocsa, quedan cancelados los convenios que tenían con especialistas, y nos mandan a pedir cita al hospital, sabiendo que posiblemente se la den para el próximo año”, explicó.
Margarita expresa que también le genera incertidumbre no saber qué pasará con el expediente médico de su hija. El documento, conformado durante “varios años de gastos”, es determinante para que otro médico pueda evaluar el diagnóstico que elaboraron los especialistas que atendían a la niña, y le continúen recetando las medicinas que necesita.
La orden fue: ¡fuera todos!
A Andrea le tocó vivir en primera persona la noticia del cierre de Amocsa en Chinandega. La joven relató a CONFIDENCIAL que ella acompañaba a un pariente que recibía atención médica cuando, de la nada, los médicos recibieron la orden de que dejaran de atenderlos.
“Llegaron a decirnos que teníamos que abandonar el centro de atención porque lo habían clausurado”, rememoró. A su pariente le dieron una epicrisis, con la indicación de que se trasladara al hospital. Aunque su familiar necesitaba una inyección para el dolor, el personal se negó a aplicarla porque esa fue la orden que recibieron. Ella vio que los médicos querían ayudar a sus pacientes, pero no podían hacer nada, mientras les exigían que entregaran los expedientes.
Como tampoco permitieron que entraran las enfermeras, fueron los médicos mismos quienes tuvieron que comenzar a descanalizar a los pacientes. El término hace referencia a quitarles las agujas permanentes que se usan para no tener que inyectarlos cada vez que es necesario inocularles alguna medicina. “Muchos padres se llevaron a sus niños canalizados”, dijo Andrea.
Mientras alistaba a su paciente para sacarlo de ahí, observó a una muchacha con diagnóstico de amenaza de aborto, que sufría mucho dolor. A ella también le dijeron que se fuera a un hospital. La acción fue tan repentina, que hasta prohibieron aplicarle los medicamentos que ya estaban indicados, añadió.
Otro acto de insensibilidad ocurrió en el momento en que ordenaron parar labores, mientras unas personas a las que identifica como ‘funcionarios del Gobierno’ clausuraban las áreas de la clínica. Andrea relata que ella vio cómo uno de esos empleados le gritaba a varios pacientes que si necesitaban ayuda urgente, que se fueran al Hospital Mauricio Abdalah.
No les importó que hubiera gente quejándose de dolor, mareos, o simplemente padeciendo achaques de la edad. Ellos no estaban ahí para escuchar preocupaciones.