La propuesta ha generado discusiones dentro de los movimientos feministas brasileños. Desde el Colectivo de Mujeres de la Central Única de Trabajadores y desde el Movimiento de Mujeres en Lucha ya expresaron su rechazo a la iniciativa.
Entre las críticas señalan que la medida va a institucionalizar la apropiación del cuerpo de la mujer por el mercado. Además, afirman que profundizará las desigualdades de clase, género y raza.
Los defensores del proyecto plantean que permitirá mayor fiscalización de la actividad para prevenir situaciones de violencia.
Un punto de conflicto es la propuesta de legalizar la actividad del intermediario y de las casas de prostitución, hoy prohibidas por el Código Penal.
Según el autor del proyecto, Jean Willys, regular la actividad es una forma de garantizar condiciones dignas, seguras y fiscalizables.
Willys asegura que en las condiciones actuales los dueños de locales o los intermediarios se apropian de mucho más del 50 % de las ganancias.(PULSARBRASIL)