“A los grandes empresarios solo les interesa contener el agravamiento de la crisis económica, y nunca estuvieron interesados en la caída de Ortega”
By Julio López Campos (Confidencial)
HAVANA TIMES – A mitad de febrero, los grandes banqueros y los principales representantes del capital llamados “Consejeros del COSEP”, se reunieron en privado con Daniel, y ambos se pusieron de acuerdo en reiniciar las negociaciones.
Todo esto lo comentaron y anunciaron públicamente. Los grandes empresarios recompusieron y escogieron el personal de la mesa de negociación para fortalecer la defensa de sus intereses. Daniel hizo lo suyo nombrando a sus representantes.
Así, una vez recibidas las orientaciones, el 27 de febrero se reinició el Diálogo parte II; es decir todo ocurrió por acuerdo privado del ‘dueño’ del estado nicaragüense y de los dueños del capital. Esta vez, sin embargo, habría que agregar la venia del gobierno norteamericano y el interesado cabildeo del Nuncio Apostólico. Prudente, experimentada y conocedora de su redil, la Conferencia Episcopal se hizo a un lado al comprobar la naturaleza del acto.
No perdamos tiempo y espacio con análisis sofisticados. Les invito a considerar de manera práctica y directa los logros alcanzados por las negociaciones entre los grandes empresarios, y la dictadura. Veamos.
Las conclusiones son obvias: el Gobierno, con el consentimiento de los Consejeros del COSEP, es decir, los grandes capitales, ha ganado un tiempo estratégico, vital, para seguir estrangulando la resistencia popular hasta volverla casi inexistente.
Pero hay algo más, Daniel ha prácticamente completado el proceso de fortalecimiento de la Policía Nacional y sus fuerzas de choque, rearmándolos, dotándolos de presupuestos, medios y recursos humanos, adiestrado militarmente sus cuerpos principales, para aplastar cualquier nuevo intento de insubordinación del pueblo. Ortega ha conseguido esto gracias al tiempo y credibilidad que le otorga esta mesa de negociación, sin conceder nada a cambio.
Ortega viene cooptando poco a poco a los personeros del gran capital, pulverizando cualquier pretensión de resistencia del empresariado, minando las voces empresariales (de pequeños y mediados sectores) que empujaban por una mayor firmeza. Ha aprisionado a sus representantes en la telaraña del diálogo, las reuniones y los testigos; ha explotado la falta de consistencia de los primeros derivadas de su nula representatividad y liderazgo popular.
En pocas palabras más allá de la presión externa e internacional, que sí resiente el régimen y que actúa independiente y desde fuera de la mesa del dialogo, la correlación de fuerzas internas luce por ahora en favor de la dictadura.
De nuevo debe quedar claro que a los grandes empresarios solo les interesa contener el agravamiento de la crisis económica, y que nunca estuvieron interesados en la caída de la dictadura. Les importa sus riales, no la democracia. Quieren un arreglo, aunque sea un mal acuerdo, pero no la justicia. Como dijo el obispo Báez el pueblo debe “fiscalizar la negociación”
Los ciudadanos estamos comprometidos con el enorme sacrifico del pueblo. Con sus muertos, con el sufrimiento de los presos, con los miles en exilio forzoso, con los desempleados, con la juventud perseguida, con los derechos negados al pueblo. Tanto sacrificio no puede, ni debe ser entregado como ofrenda al dictador en esa mesa de negociación.
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