La idea de progreso y la Revolución cubana

Por Kamran Nayeri*

Progreso Americano. John Gast (pintor) – scaneado o foto del cuadro de 1872.

HAVANA TIMES — En Normalidad y progreso en Cuba (publicado en Havana Times el 30 de octubre de 2014) Fernando Ravsberg informa sobre el programa de la televisión cubana Círculo de la Confianza, en el que él y otros discutieron la idea de progreso y cómo se aplica a Cuba.

El señor Ravsberg argumenta correctamente que el progreso cubano no se debe comparar con los logros de las sociedades capitalistas industriales, sino con las condiciones de la periferia de la economía mundial, particularmente en países del Caribe y de América Latina. Aunque he utilizado el argumento de Ravsberg en mis clases, conferencias académicas y reuniones políticas referidas a la Revolución cubana en sus últimos 25 años, creo que ya es hora de reconsiderar la idea de progreso en sí.

La idea de progreso

El concepto contemporáneo de progreso se originó con la era de la Ilustración (Historia de la idea de progreso, 1969, de Robert Nisbet). Se asocia con los avances en la organización social y la presencia del progreso en la ciencia y la tecnología que supuestamente deben mejorar la condición humana al mejorar la calidad de vida. Pero lo que ha sucedido históricamente es mucho más complicado.

La era del progreso: desempleo masivo.

El surgimiento del modo de producción capitalista representó una revolución en la organización social de Europa Occidental. El sistema capitalista emergente se benefició de la Revolución Científica (1550-1700) y del desarrollo tecnológico que aumentó la productividad en la agricultura y sentó las bases para la Revolución Industrial (1760-1830). Un número de revoluciones burguesas, particularmente en Francia y en Estados Unidos, prepararon el camino para un progreso social sin precedentes.

Sin embargo, el proceso de acumulación original de capital marginó a los campesinos y la posterior industrialización capitalista sobreexplotó a los nuevos proletarios. El surgimiento del capitalismo en Europa occidental se basó también en el saqueo de tierras lejanas, incluyendo la trata de esclavos, y las nuevas repúblicas democráticas en Europa Occidental y América del Norte se convirtieron en potencias coloniales e imperialistas que socavaron el progreso en la periferia para facilitar su expatriación. Por lo tanto, la promesa de progreso fue cumplida solo parcialmente por la clase trabajadora del centro capitalista y en gran medida materializada por las masas en la periferia.

El surgimiento de los modernos movimientos obreros y socialistas y las revoluciones anticolonialistas, antiimperialistas y anticapitalistas del siglo XX, incluyendo la Revolución cubana de 1959, se convirtieron en aspiración popular para superar las barreras para lograr el progreso de la mayoría de la población mundial.

Consumerismo como cultura masiva.

Contribución del Che Guevara

Una importante contribución intelectual de la Revolución cubana fue el regreso a la idea Marxista del socialismo y el progreso. En “El socialismo y el hombre en Cuba (1965), Ernesto Che Guevara plantea que el ideal del socialismo no era superar la sociedad consumista capitalista, sino desarrollar una sociedad de hombres y mujeres nuevos con conciencia socialista y “amor por la humanidad.”

Para el Che esto requería de un proceso de desalienación centrado en el proceso laboral que se enfocaba en limitar y, finalmente, superar la ley del valor. En la teoría de Marx la ley del valor rige el mercado capitalista con el cual se le asigna precio a todo. También fue Marx quien plateó que bajo el capitalismo todas las cosas se convierten en mercancías.

Como Presidente del Banco Nacional de Cuba y ministro de Industria Guevara estaba consciente de la necesidad de incentivos materiales en la transición al socialismo. No obstante, sostuvo que solo el desarrollo de incentivos morales, tanto en la vida y como en el trabajo, pueden disponer el camino hacia un futuro socialista. Él escribió que ser socialista no es:

Vikmuniz.

“… cuestión de cuántos kilogramos de carne uno debe comer, o cuántas veces al año una persona puede ir a la playa, o cuántas cosas bonitas traídas del extranjero usted podría comprar con los actuales salarios. Es cuestión de lograr que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y mucha más responsabilidad”.

Siguiendo de cerca a Marx, Guevara centró la atención en el proceso de trabajo:

“Para desarrollar una nueva cultura, el trabajo debe adquirirun nuevo estatus. Los seres humanos como productos dejan de existiryse instala un sistemaqueotorga una cuotapor el cumplimientodel debersocial de cada uno.Los medios de producciónpertenecen a la sociedad, y la máquinaes solamente la trincheradondese lleva a caboel deber.

“Una persona comienza a ser libre de pensar en el molesto hecho que uno tiene que trabajar para satisfacer sus propias necesidades animales. Los individuos comienzan a verse reflejados en su trabajo y a comprender su verdadera estatura como seres humanos a través del objeto creado, y de la labor realizada. El trabajo ya no implica renunciar a que una parte de nuestro ser sea vendida como fuerza de trabajo, que ya no pertenece al individuo, sino que se convierte en una expresión de uno mismo, en un aporte a la vida común en la que estamos reflejados, el cumplimiento del deber social individual”.

Contaminación industrial chino.

Por lo tanto, al igual que Marx, la idea de Guevara de progreso difiere fundamentalmente de la noción burguesa y también del punto de vista “socialista” dominante en el momento. Sostuvo que la meta socialista es el desarrollo de la cultura y la espiritualidad socialista basada en la comodidad material, no en una cultura de adoración de los productos básicos y del consumismo.

La idea de progreso en el siglo 21

Actualmente la visión de Guevara es más relevante e importante para el futuro de la Revolución cubana y para el mundo que lo que fue en la década de 1960. En primer lugar, el desigual desarrollo del capitalismo mundial ha creado una desigualdad extrema, mientras el uno por ciento más rico es dueño de casi el 50 por ciento de la riqueza mundial y las 85 personas más ricas del planeta son dueños de la posean la mitad más pobre de la humanidad. Por lo que, la idea burguesa de progreso según las posesiones materiales está fuera del alcance de la inmensa mayoría de la humanidad.

En segundo lugar, el modelo estadounidense de consumo masivo como progreso ha sido una mera coincidencia. Pasados 20 años de prosperidad después de la Segunda Guerra Mundial, los salarios reales de los trabajadores de Estados Unidos han disminuido durante los últimos 40 años. Por ejemplo, Juliet Schor reconoció en su libro “Estadounidenses con sobrecarga laboral” (1992) que en 1990 el estadounidense promedio trabajaba un mes más que en 1970. Esta tendencia se ha mantenido y la inseguridad económica se ha generalizado en ese país desde la Gran Recesión.

Che cortando caña.

En tercer lugar, gran parte del consumo mundial se concentra en los países capitalistas industriales, donde el 20 por ciento de la población mundial consume el 80 por ciento de todos los recursos. Es ingenua e ilusoria la idea de que el restante 80 por ciento de la población del planeta, que consume el 20 por ciento de los recursos disponibles, (y esto incluye a los cubanos) pueda alcanzar el mismo nivel de vida del consumidor estadounidense.

En cuarto lugar, es preciso recordar que el capitalista industrializado tempranamente se benefició materialmente de combustibles fósiles muy baratos como fuentes de energía. Como es bien sabido, el calentamiento global y el catastrófico cambio climático son resultado de este proceso. Así que, el resto de la humanidad no puede seguir los principios de los primeros industrializados, porque la energía ahora es mucho más cara y la humanidad no puede darse el lujo de quemar más combustibles fósiles.

Cinco, la idea del progresoha demostrado serun arma de doblefilo.Mientras eldesarrollo capitalista en la cienciay la tecnologíahanproporcionadocomodidad materialpara toda la humanidad,también ha creadolos medios paranuestra destrucción, incluyendo el arsenalnuclear capaz deaniquilar gran parte dela vida en laTierra muchasveces.

Quizás lo que es peor, la producción y el consumo capitalista han estado destruyendo, por su propia naturaleza, la base ambiental y ecológica de la sociedad en todo el mundo (cada acto de producción industrial es al mismo tiempo un acto de destrucción) y por las externalidades negativas.

Las externalidades negativas son actos egoístas de los agentes económicos (empresas o individuos) que hacen que la sociedad y la naturaleza paguen parte del costo de sus acciones económicas. Como ejemplo tenemos el vertimiento de residuos tóxicos en los ríos y laderas o la quema de combustibles fósiles que causan el calentamiento global.

Por último, la crisis planetaria causada por la civilización capitalista tiene precedentes en la historia como sostienen varios autores. Por ejemplo, en “Breve historia del progreso (2004), Ronald Wright sostiene de manera convincente que muchas civilizaciones desaparecieron por causa de una “trampa del progreso”, el uso excesivo de las tecnologías que proporcionó una gratificación inmediata, pero destruyó las bases ecológicas de la sociedad.

La Antropócena.: Estados Unidos de America de noche.

Hoy en día, un número cada vez mayor de científicos hablan del Antropoceno (la Era del Hombre) como la principal causa de la crisis planetaria que amenaza la existencia de nuestra especie. Mientras algunos han refutado que el Antropoceno comenzó con la Revolución Industrial, he sugerido que en realidad comenzó con la Revolución Agrícola hace miles de años. En el centro de la idea del Antropoceno está la relación humana con el resto de la naturaleza. Para el 95 por ciento de nosotros, el Homo sapiens vivió como cazador-recolector, con una visión egocéntrica del mundo que aseguraba una existencia relativamente armoniosa con el resto de la naturaleza y entre ellos mismos.

Con el advenimiento de la Revolución Agrícola se consolidó una cosmovisión antropocéntrica, que vio el control y la dominación de la naturaleza como un objetivo central. Esta alienación de la naturaleza nos preparó para la alienación social que allanó el camino para el surgimiento de las clases sociales, la opresión estatal y sistemática y la explotación de unos grupos por otros. La separación capitalista de los bienes y servicios es en gran medida el enfoque de Marx y la teoría del socialismo de Guevara.

Socialismo ecológico

El pueblo cubano carece de algunos elementos esenciales para la vida, en parte debido al inhumano bloqueo de Estados Unidos. Deben tener tales necesidades de vida. Sin embargo, el pueblo cubano trabajador, igual que miles de millones de personas en todo el mundo deben elegir entre (1) la ilusoria cultura consumista capitalista como “progreso”, a pesar de que es insostenible e imposible de ser replicada por siete mil millones de personas en el planeta, o (2) una sociedad basada en los valores de amor a la humanidad y la naturaleza, con las comodidades materiales adecuadas que puedan proporcionar la base para el desarrollo cultural y humano.

Ernesto Che Guevara eligió la última opción aunque no estaba al tanto de la crisis ambiental y ecológica que se desarrollaba incluso entonces. Hoy sabemos que la crisis de la sociedad y la crisis de la naturaleza son, en realidad, interdependientes, es una crisis de nuestro estilo de vida impuesto por la economía mundial capitalista, a la cual oponemos con el socialismo ecológico.
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(*) Kamran Nayeri: Economista político emérito, Centro de Investigación de Encuestas, de la Universidad de California, Berkeley.
Editor:  Our Place in the World: A Journal of Ecosocialism

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