Breve historia de un hombre libre

David Belenguer

Por Mauricio Mendoza

HAVANA TIMES – Hoy, cercano ya a cumplir 22 años de vida, me remonto 14 o 15 años al pasado y recuerdo cuando conocí a David Berenguer. Era vecino de mi barrio y llegó a mi casa invitado por mi hermano. Su carisma y naturalidad lo convirtieron desde esa primera visita en amigo de la familia.

A ciencia cierta no era una persona común. Se diferenciaba de todos los jóvenes del barrio por su espíritu libre, y alocado para aquellos que no entendían su felicidad. Con el paso del tiempo, siendo yo apenas un niño, comienzo a visitar su casa y ser una especie de hermanito pequeño que aprendía de los mayores que me rodeaban.

Si hoy soy escritor y tengo cierta sensibilidad por el arte es, en parte, gracias a haber conocido a David, que me mostró este mundo y me llevó a los primeros conciertos de rap que fui en La Madriguera*, donde me presenta a los primeros artistas que más adelante serían también guías y maestros.

David Berenguer junto a David de Omni

David, desde ese tiempo, era fotógrafo y pintor independiente, hacía grafitis y tenía gran vínculo con los proyectos y artistas independientes del momento. Trabajaba y apoyaba en los performance del grupo OMNI-ZONAFRANCA y en los festivales POESIA SIN FIN; también colaboraba con el grupo MATRACA en la organización de las primeras ediciones del festival PUÑOS ARRIBA de rap cubano, haciendo serigrafías para los pulóveres de los participantes y documentando los eventos.

Todas esas acciones, más su imagen diferente a los cánones del barrio, provocaron que fuese asediado por las autoridades, que en varias ocasiones amenazaron con privarlo de libertad, amparados en la llamada ley de peligrosidad.

En 2010 abandona Cuba y se dirige hacia España, donde comienza una nueva vida de emigrante con todas las bondades y vicisitudes que acarrea esa decisión. En 2015 vuelve a Cuba tras la muerte de su madre, y recuerdo en esa ocasión que nos contaba cómo había adquirido un pequeño velero, el cual pretendía echar al mar y comenzar a recorrer el mundo.

David junto al color y barabaro el urbano vargas

Era una idea que en aquel momento a todos nos causaba gracia y la veíamos utópica, sin embargo, le reíamos la gracia sin prestar mucha atención.

Pasado unos años, me comenta mi hermano que David había llegado desde la península ibérica hasta las Palmas de Gran Canaria y se estaba hospedando en su casa, junto a su esposa Lara y otros amigos, que lo acompañaban en la expedición cuyo destino final era Cuba.

En ese momento entendí que lo que parecía una fantasía, poco a poco se convertía en realidad, y junto a otras amistades en común nos mantuvimos al tanto de cómo marchaba la embarcación que continuó por Marruecos hasta llegar a Puerto Rico. Una madrugada suena mi móvil y la voz que me sale es la de David anunciando que estaba en Cuba y se dirigía a mi casa.

Era un hecho inaudito, pero real; la pequeña embarcación recorrió el océano y llega un cubano a su Patria en plena época cuando todos quieren emigrar. Parecía una obra de arte contemporáneo. Culminada su estancia antes de lo previsto por los inconvenientes de las autoridades en la marina Hemingway que implantan sus arbitrariedades, el pequeño velero se dirige a tierras estadounidenses.

Allí, David junto a su esposa reciben una visa de 6 meses como turista, pero sin posibilidades de trabajo. Su principal proyecto era embarcar y conseguir trabajo para arreglar su barco y seguir hacia otros destinos.

David y Lara

Ya la visa de esos jóvenes se encuentra vencida y ambos están detenidos por las autoridades de Inmigración que pronostican sus deportaciones y separarlos, pues ambos poseen diferentes nacionalidades. En el caso de David la cosa es más complicada, ya que si fuese deportado para Cuba, aquí no tiene lugar donde vivir.

Tras el fallecimiento de la madre y el haber perdido la residencia cubana, la única opción que les quedó a él y a sus familiares fue vender la casa que antes poseía. Además, lleva 10 años viviendo fuera, con un estilo de vida diferente que la readaptación a la compleja vida de la Isla sería muy difícil, pero lo más duro es la separación de su esposa, quien lo ha seguido en todo el camino como una Dulcinea fiel a su Quijote, sin mencionar que también corre peligro de volver a ser asediado por las autoridades cubanas, dado su pasado.

A ti que has leído todo esto, pido de favor que apoyes a las campañas en redes sociales organizadas por artistas como David de Omni y demás amistades para que David Berenguer y su esposa Lara no sean deportados y tengan la oportunidad de arreglar su barco y seguir su ruta de libertad.
—–
 
*La Madriguera es un espacio nocturno que en una etapa acogió al movimiento de rap y presentaba conciertos de los diferentes artistas.

 

(Haga clic en una imagen para ver la galería.)

 

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