Recuperando la memoria

Fernando Ravsberg*

Cuando una sociedad conoce su historia evita repetir errores. Foto: Raquel Pérez

HAVANA TIMES — En una reciente entrevista, el escritor cubano Leonardo Padura (1) señaló a Hugo Chinea, como el funcionario que le echaba la descarga y lo amenazaba “cada vez que se escribía un artículo que por asomo pudiera ser asumido como una crítica” en la revista El Caimán Barbudo.

Al parecer Chinea dirigía una oficina del Partido dedicada a impedir la contaminación ideológica de la cultura cubana. El funcionario respondió que “hurgar” en el pasado es una táctica de cierta prensa para “enredar viejos asuntos negativos con la actualidad en su afán por desacreditar”.

No es la primera vez que los intelectuales se levantan contra los quienes los persiguieron por creyentes, críticos, homosexuales o simplemente por raros. Hace unos años protestaron en masa cuando la TV homenajeó a algunos de los censores como si se tratara de promotores culturales.

Quedó así demostrado que ya no es tan fácil reescribir la historia ni silenciar el pasado. Muchos de los que sufrieron la marginación, el desprecio y el miedo no piden revancha pero se niegan a olvidar y están en su derecho, nadie les puede exigir que entreguen su memoria.

Todo este asunto me dejó pensando en lo difícil que es conocer una historia de Cuba sin temas tabús. El hecho de que “hurgar” en el pasado te convierta en sospechoso explica por qué muchos cubanos apenas conocen algunos acontecimientos de su pasado nacional.

La memoria colectiva no busca “enredar viejos asuntos negativos con la actualidad” sino recoger la experiencia de la nación, en el entendido de que si un pueblo no conoce a fondo su historia se arriesga a repetir una y otra vez los mismos errores.

Algunos creen que analizar las fallas del pasado puede ser un acto contrarrevolucionario pero lo cierto es que si los cubanos conocieran el nefasto resultado de la censura a los intelectuales tal vez no aplicarían el mismo procedimiento a los periodistas.

Además, el silencio es la peor opción cuando se cuenta con enemigos tan poderosos como los que tiene la Revolución Cubana. Parece comprenderlo Mariela Castro (2) y por eso intenta que se escriba la historia de las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (3).

La hija del presidente propone “aprender de la historia con honestidad y transparencia y asumir responsabilidades”. Dudo mucho que algo de los que se pueda contar sobre las UMAP supere lo ya escrito por sus adversarios políticos.

Ahora acaban de publicar (4) la cifra de reclusos que hay en Cuba. La cantidad es elevada pero representa la mitad del número de presos que propagaba la disidencia, durante las décadas en que el gobierno le cedió el monopolio de la información sobre el tema.

Pero queda aún mucho por actualizar. Hace unos días presencié una clase de historia. La profesora enseñaba que la Ofensiva Revolucionaria de 1968, que nacionalizó el comercio, la pequeña empresa y hasta de los puestos de venta callejeros, fue un paso decisivo para la construcción del socialismo.

La historia que se enseña está desfasada de la realidad actual de Cuba. Foto: Raquel Pérez

Le pedí que me explicara entonces que se está “construyendo” ahora cuando se impulsa el trabajo por cuenta propia, las pequeñas empresas y se entregan las peluquerías a sus empleados. La muchacha me respondió que ella enseña lo que está en los libros.

Imagino la confusión de los jóvenes si se les ocurre contrastar la historia “que está en los libros” con las transformaciones que se desarrollan hoy en el país. Será una tarea ardua convencerlos de la necesidad de cambios sin reconocer que hubo errores.

Además la historia comienza a asomarse por otros lares, en España se publicó un libro (5) donde aseguran que “Marquitos”, el delator que en 1957 provocó el asesinato de varios dirigentes estudiantiles, era militante del viejo Partido Comunista (PSP).

Y que por esa razón el viceministro de las Fuerzas Armadas en los años 60, Joaquín Ordoqui, un viejo cuadro del PSP estrechamente vinculado a la URSS, fue destituido y detenido en su domicilio hasta su muerte en 1973, acusado encubrir al traidor.

En otro libro (6), escrito por un alemán y basado en los archivos de los servicios de inteligencia de los países socialistas, se revela que “la ayuda desinteresada de la Unión Soviética” incluyó fuertes presiones a Cuba para obligarla a adoptar el modelo soviético.

El rompecabezas se va armando y permite entender mejor el presente pero aún faltan muchas piezas. Cuba tiene la academia, los historiadores, los archivos y hasta las fuentes vivas pero el peso de los secretos la paralizan, dejando en manos de otros el recuento de su propia historia.

(1)    http://lajovencuba.wordpress.com/2012/05/17/cuba-recordar-para-no-volver-a-vivir-lo-mismo/
(2)    http://www.jornada.unam.mx/2011/08/12/mundo/037n1mun
(3)    Las UMAP, Unidades Militares de Apoyo a la Producción, fueron granjas que en las que en los años 60 se recluían a religiosos, homosexuales y otros ciudadanos considerados ideológicamente extraños con el fin de “reeducarlos” mediante el trabajo.
(4)    http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/05/120522_cuba_reclusos_cantidad_en.shtml
(5)    “Un asunto sensible”, Miguel Barroso, editorial Mondadori.
(6)    “Fidel Castro”, Volker Skierka, Mreditorial.

(*) Publicado con la autorización de BBC Mundo.

 

 

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