La mala leche para Cuba

Fernando Ravsberg*

HAVANA TIMES — Los funcionarios del Ministerio de Finanzas y Precios, la Industria Alimentaria y CIMEX se metieron entre las patas de los caballos cuando anunciaron que elevarían el precio de la leche debido a la subida que este producto tiene en el mercado mundial.

Diversas fuentes, entre ellas la FAO, aseguran que el precio internacional de la leche en polvo está cayendo y que este año costará un 10% más barata. Al parecer el asunto amerita una explicación más detallada a la población.

Alguien debería explicar dónde se compra la leche, por qué es tan cara, si Washington sanciona la venta cuando las vacas tienen genes estadounidenses o si la integración con América Latina no permite proveerse de mercados más baratos.

Si los importadores no tienen respuestas claras a todas esas preguntas, debería intervenir la Contraloría General de la República porque esa leche estaría oliendo muy mal. No será la primera vez que compran malo y caro.

Y mientras se le dice a la gente que hay que subir la leche, se anuncia también que decenas de miles de vacas se mueren de hambre y sed en todo el país. Como ocurre con los banqueros de Europa, la ineficiencia de quienes dirigen la agricultura la pagan los ciudadanos.

Suponiendo que todas las críticas que se han desatado sean erróneas y que Cuba no puede comprarla más barata en el mercado internacional, aun así habría otras soluciones mucho menos tecnócratas que subir el precio de la leche.

En su blog, Yohan González, propone elevar el valor de “los productos de lujo o las bebidas alcohólicas, las cuales por ser dañinas a la salud bien podrían recibir un impuesto que evite seguir teniendo números rojos en la leche”.

Si el valor de venta de los automóviles se elevó 10 veces para poder financiar el transporte público, ¿por qué no utilizar el mismo principio para subvencionar la leche de los niños y ancianos elevando los precios del ron y los cigarrillos?.

Tratándose del ron y la leche no creo que nadie abrigue la menor duda respecto a cuál es el precio a subvencionar y cuál el que debería ser gravado con impuestos. Las familias con niños y también las que tienen alcohólicos lo agradecerán.

Pero si realmente esta es la “revolución de los humildes, para los humildes y por los humildes” existen muchos más productos que podría gravarse para subvencionar los de primera necesidad que componen la canasta básica de la familia cubana.

A los humildes de la revolución les debe molestar bastante que tengan los mismos impuestos los helados, quesos y chocolates importados que los básicos, por lo que se ven obligados a gastarse más del 10% de su salario para adquirir un litro de aceite vegetal.

Cuando el gobierno subió los precios de los automóviles nadie apoyó la medida pero a la mayoría de los cubanos les importó poco. Con el actual aumento otra vez se queda solo pero ahora despertando la mala leche de la mayoría del pueblo.
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