Poniendo las cosas en su sitio

Osmel Almaguer

Lesdiany Rodríguez Vidal

HAVANA TIMES — Anabel Vidal Fernández, vecina del capitalino reparto de Cojímar, en Habana del Este, perdió a una de sus hijas en un accidente escolar hace poco menos de un año.

A pesar de haber intentado en reiteradas ocasiones sacar a la luz las irregularidades del hecho, con la lógica motivación de “hacer justicia”, afirma no haber sido escuchada en ninguna de las instancias a las cuales se dirigió.

Finalmente ha accedido a publicar este diálogo sostenido a la postre, con la esperanza de que sus demandas sean escuchadas.

HT: Anabel, ¿cómo era la vida de tuya y de tu hija antes del accidente?  

Anabel Vidal Fernandez: Mi niña se llamaba Lesdiany Rodríguez Vidal, tenía doce años de edad y cursaba el 8vo grado en la Escuela Secundaria “República Popular de Angola”, en el reparto de Alamar. No lejos de allí, vivía ella con su abuela, que es una persona responsable y querida por muchos, con una larga trayectoria revolucionaria.

HT: ¿No vivías con ella?

AVF: Ella prefería vivir en Alamar, donde estaban todos sus amigos. Cuando yo vine a vivir a Cojímar ella prefirió no cambiarse de escuela. No obstante éramos muy cercanas. Yo todos los días por la mañana la iba a recoger a casa de la abuela, la peinaba e íbamos para la escuela.

HT: ¿Cómo sucede el accidente?

El viernes 16 de septiembre del año pasado Lesdiany me informa que dos días después, o sea el domingo, habría un trabajo voluntario en la escuela y que ella quería ir. Su abuela y yo le dimos permiso.

Llega el día del trabajo voluntario y ya en la escuela su maestra ordena a todos los alumnos que subieran solos para el aula, porque ella estaba de guardia. En el aula había una ventana que estaba rota desde hacía varios años. La única protección que había era una tabla superpuesta sobre la ventana. A menudo los alumnos la quitaban y se ponían a jugar, saltando hacia el alero.

Esa tarde estaban jugando en la ventana Lesdiany y dos de sus compañeras. Cuando ella se sienta en la ventana para entrar al aula, pierde el equilibrio y cae de espaldas recibiendo un fuerte golpe en la cabeza. Era un cuarto piso y cayó en el alero del tercero.

Un maestro la llevó al policlínico. Cuando me avisaron la llevamos al hospital Juan Manuel Márquez, donde mi hermana trabaja como enfermera. Ella me dijo que la niña tenía fractura de cráneo. Estaba grave. Recibió las atenciones pertinentes en terapia intensiva, pero tenía varias fracturas en el cráneo y mucha hemorragia interna. A las dos horas me comunicaron que no había salvación. Cinco días después pasó lo inevitable.

HT: ¿Cuál fue la reacción de las autoridades?

AVF: En el tiempo que estuvimos en el hospital pusieron un maestro de guardia fijo, una persona del municipio, una persona del gobierno y otra del Partido. El hospital estaba lleno de gente, pero todos ellos conocían el problema de la ventana, y nadie fue capaz de tomar una medida.

Anabel Vidal Fernández, (I).

El mismo día del accidente llegó la directora provincial de educación, y yo en mi desespero le pedí que por favor arreglaran todas esas escuelas que tienen problemas con las ventanas, y ella me dijo que el presupuesto no alcanzaba, que la prioridad en ese momento eran los preuniversitarios en la calle.

Yo les había pedido por favor que el día del velorio no llevaran a los niños de la escuela, y lo primero que hicieron fue llenar la funeraria de niños. Yo estaba muy alterada y eché a todas las personas del Partido y de la escuela.

Minutos antes me habían informado que ya habían puesto la ventana en el aula. Pero era demasiado tarde, mi niña estaba allí. ¿Tenía ella que morir para que la arreglaran? ¿La vida de un niño vale menos que una ventana? ¿Por cada escuela tiene que morir un niño para que arreglen las ventanas?

HT: ¿Y a quien acudiste para reclamar por lo que creías injusto?

AVF: Tres meses después de una espera desesperada por el veredicto del caso, Fiscalía lo cerró alegando que nadie empujó a mi niña. Que había sido un accidente y que ella se cayó jugando. Ella todavía jugaba con muñecas, no tenía sentido del peligro, allí no había ventana y todo el mundo lo sabía.

Empecé a buscar ayuda. Fui a Ciudadanía y el compañero que me atendió me dijo que si Fiscalía había cerrado el caso, sería muy difícil reabrirlo. No obstante se mostró solidario y me recomendó que fuera al Grupo de Apoyo a Raúl.

El cinco de enero llegué al Grupo de Apoyo. Allí me dijeron “esto tiene que ser breve” porque había muchos casos. Fui al grano y mostré mi inconformidad con lo sucedido. Me dijeron que esperara un mes para obtener la respuesta.

Pasado un mes, y viendo que no recibía respuesta, me presenté nuevamente en el Grupo de Apoyo. Me volvieron a preguntar cual era mi caso. Les volví a contar, pues ellos no te dan un comprobante o algún documento, es todo verbalmente. Entonces me dijeron que la respuesta tenía que ir a buscarla al Ministerio de Educación.

Allí me dijeron que tenía que volver a formular la queja. Han pasado ya dos meses y no he obtenido respuesta alguna. Sin embargo obtuve la respuesta de Ciudadanía. Me llamaron a la estación de policía de Alamar para dar respuesta a la queja que había presentado.

HT: ¿Cuál era la queja en cuestión?

AVF: Que yo no estaba de acuerdo con que mi niña hubiera fallecido y que ellos cerraran el caso. Porque tiene que haber alguien responsable. La maestra no cuidó a los alumnos. El director no tomó medidas para arreglar la situación de la ventana. Él dice que tenía pruebas de que cada quince días la reportaba al Municipio de Educación. Entonces la responsabilidad recae en la directora del Municipio.

En la unidad de la PNR me dijeron que nadie tenía responsabilidad por el accidente. Pero esa escuela estaba muy mala. En varias ocasiones los padres de los alumnos del aula tuvimos que ir a reparar las sillas y las ventanas. Yo misma puse varios parches a la ventana. Parches que luego los mismos adolescentes se encargaban de quitar.

Sin embargo la reacción del segundo al mando en la unidad, fue preguntarme que si yo me estaba tratando psicológicamente, insinuando que yo estoy loca.

HT: ¿Qué opina tu mamá de todo esto?

AVF: Ella piensa que yo estoy intentando hacer contrarrevolución. Es una comunista ciega. Yo lo único que quiero es que la verdad salga a flote. Que se diga porqué pasan estas cosas y le ponen el paño para taparlo.

HT: ¿Cómo reaccionó su hermana pequeña?

AVF: Estaba en la misma escuela. La vio en el hospital herida. Por suerte se ha comportado con fortaleza. Pero la directora del Municipio de Educación me ofreció la ayuda para ella del CDO, que es un centro que ayuda a los niños con problemas. Luego nadie ha venido aquí a interesarse por nuestras vidas.

HT: ¿Y los testigos en el aula?

AVF: Del testimonio de los niños no se ha podido sacar nada. Incluso su primo estaba en el aula y no ha sabido decir nada en claro. Pero ni siquiera el perito me dijo como habían sucedido las cosas. En fin, que todo ha quedado convenientemente en el misterio.

Yo, no deseo la cárcel para nadie, porque sé que allá adentro la vida es muy dura, pero un director como el de esa escuela no está capacitado para dirigir más en Educación. Yo le prohibiría cualquier trabajo que tenga que ver con niños. Como ves, se trata de justicia, no de venganza.

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