Liebre, me las pagarás….dicen que dijo Maduro

Caridad

HAVANA TIMES – A ningún cubano le pasará desapercibido el título de este diario, al menos a ningún cubano nacido antes de los años 90. Esta era la frase final de cada episodio de unos animados que conocíamos como Deja que te coja.

El lobo persigue incansable a la liebre, leitmotiv de unos cuantos animados infantiles. Yo, como muchos, terminaba haciendo empatía con el desdichado lobo, que tenía la atractiva pinta de “chico malo”, y diría que hasta fans de la música rock. La liebre me resultaba más bien insípida, con sus ojos de rusa modosita y su facha de conejita deportista.

Ahora me gustan los lobos y las liebres por igual. Ya lo sé, las liebres no son lo mismo que los conejos.

Pero eso a quien tienen que explicarlo es a Maduro y a Freddy Bernal, el ex policía que ahora se encarga de la mayor estafa política y económica del momento en Venezuela: los Clap.

Dado que ningún gobierno en Venezuela, desde que descubrieron la existencia del maldito petróleo, ha implementado medidas que realmente potencien la agricultura y apoyen a los pequeños agricultores; hoy no se puede hablar de un autoabastecimiento o independencia alimentaria.  La delincuencia se ha apoderado de los campos y poco a poco va alejando de la tierra a los campesinos; la cría de vacas – aunado a las grandes extensiones de tierra que necesitan sus propietarios – también atenta contra un verdadero desarrollo de la agricultura.

Se supone que los Clap, de los que he hablado en unas cuantas ocasiones, se autoabastezcan.  La pregunta es, ¿con qué? Los productos que entregan en las bolsas, si no son de la empresa Polar, vienen de México o cualquier otro país. La inflación resulta tan desquiciante que ya ni los huevos pueden “salvar el día” de los venezolanos. Ahí están, como el resto de los productos que el año pasado era casi imposible encontrar en el mercado, pero su precio es cada día más inalcanzable.

¿Y cuál es la propuesta del presidente y el encargado de los Clap a esta inflación, falta de efectivo, carencia de medicamentos y delincuencia desatada?

Conejos.

En los años 90 la solución de muchos cubanos, aparte de lanzarse al mar en una  balsa o hacer bistec de toronja y tener sexo…(mucho sexo) para olvidar la depresión, fue criar pollos de granja. En algún sitio vendían aquellos pollitos pequeños, amarillos, que la gente metía en jaulas dentro de los apartamentos y en poco tiempo se daban cuenta de que, si apenas tenían comida para ellos, muy poco les quedaría para uno o dos pollos. Los pobres animales vivían agónicamente hasta que enfermaban y morían o les retorcían el pescuezo sin haber alcanzado medio kilo de peso.

Estoy segura de que el mismo asesor económico está visitando Venezuela y rezando al oído de sus camaradas estas ideas que, si fuera yo religiosa, calificaría sin dudarlo de diabólicas.

Freddy, el del Clap, y Maduro, el de Miraflores, rieron ante las cámaras ante la ocurrencia de los venezolanos  que terminaron adoptando como mascotas a los conejos que les entregaron para criar y comer. Fue una pequeña prueba del “Plan Conejo”, y enseguida los camaradas de Miraflores y el Clap se pusieron serios, porque hay que hacer una concientización en el pueblo venezolano para que comprendan que un conejo no es una mascota, un conejo representa un par de kilos de carne, segura, porque esos animalitos se reproducen “como conejos”, volvió a reír el de Miraflores.

Ya no pienso en la liebre rusa y el lobo. Ahora me viene a la mente Alicia y el conejo blanco que se escapa corriendo, angustiado porque va tarde, va retrasado.

¿Será que este conejo blanco se detiene un momentico a explicar a los asesores, al señor Clap y al señor Miraflores, que son ellos los que van retrasados?

No es hora de sentarse a criar conejos. Ni de lanzarlos a la ciudad, a los cerros, a las comunidades, como quien lanza los desperdicios a la plebe. No es hora de multiplicar la violencia enseñando a los niños que esos tiernos conejitos no son amigos para jugar, sino potenciales platos de comida que, antes, deben ser pasados por un cuchillo.

No es hora de hacer que la gente comience a buscar cómo alimentar a un animal que, por demás, es muy delicado y susceptible a múltiples enfermedades. No es hora de hacer una campaña para que los venezolanos enmienden su “problema cultural” –así le llamaron a la mala costumbre de ver al conejo como mascota– y dejen de consumir lo que el Imperio desea colocar en sus mesas.

No es hora de jugar con el estómago de los niños y ancianos. No es hora de gastar –y embolsillarse-  miles de dólares para importar conejos desde China o Conejolandia.  No es hora de continuar apoyando el consumo de carnes a toda costa, como base fundamental de la alimentación. Ni de promover el maltrato animal al colocar a todos esos animales en condiciones poco idóneas para su bienestar.

Pero creo que, cuando estaban haciendo las pruebas del Plan Conejo, uno de los primeros caídos en combate fue el conejo blanco de Alicia, su reloj debe estar colgado en algún salón de Miraflores, o en el bolsillo del jefe de los Clap, muy cerca de su pistola de ex policía.

En cuanto al animado Deja que te coja, en Venezuela los papeles se han invertido. Ahora es la liebre quien, escondida, advierte al gobierno venezolano…disculpen, al lobo: ¡Nu, pogodí!

PD: al final del día de viernes los mata conejo no soportaron la avalancha de burlas y protestas respecto a su Plan Conejo. Decidieron retirar esta magnífica idea saboteada por la oposición. Por ahora libran los conejos.

 

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