Por Caridad
HAVANA TIMES – ¿Alguien ha tenido suerte alguna vez explicando el absurdo?
¿Cómo se puede explicar que en un país (Venezuela) el salario mínimo sea de un dólar y esa situación se mantenga por varios años?
¿Cómo se puede explicar que la gente de ese país sobreviva con un par de dólares al mes?
¿Forma parte del realismo mágico esta situación o del más genuino absurdo? ¿Es una mezcla de ambos?
Todos los que no son venezolanos y viven fuera de este país se preguntan, incrédulamente muchas veces, si en realidad esa información es veraz.
Sí, confirmo que el salario mínimo en este país, en esta fecha, en realidad no llega al equivalente de un dólar. Se completa esta cifra con el pago equivalente a medio dólar de una dieta que se entrega mensualmente a quienes tienen empleo.
Ahora, para quien no vive aquí hay muchos factores que debo explicar:
No sé si con estas aclaraciones por medio puedan comenzar a comprender cómo se sobrevive con 1 dólar mensual.
Les pongo un ejemplo: los maestros en estos momentos no dan clases presenciales. De ese modo tienen tiempo libre para ofrecer lecciones particulares a alumnos de su entorno. Un maestro o maestra puede cobrar de dos a cinco dólares semanales por cada alumno. Esta cifra es un estimado, pues cada cual es libre de pedir lo que le parezca.
La pregunta inmediata es: ¿de dónde sale el dinero de esos padres para pagar horas de estudio extras?
Supongamos que ambos progenitores obtengan, como los educadores, poco más de salario mínimo, pero quizá el padre sabe arreglar zapatos, un oficio bastante demandado por estos días como podrán imaginar; y la madre posiblemente se dedique a trabajar a través de Internet fuera del horario de trabajo.
Tal vez, sencillamente, uno de ellos está fuera de Venezuela y envía dinero cada mes. O uno de los dos trabaje en un sitio donde tiene acceso a medicamentos, por ejemplo, y vende los más demandados a un precio que le ayuda a subsistir con cierta decencia.
También existe la posibilidad de que se dedique a marcar en las colas de gasolina (dos, tres días, siete, hasta que llegue la gandola) y cobre por ello a quienes no tienen tiempo ni deseos de hacer tantos días de cola. Probablemente tengan un militar en la familia y les ayude a tener acceso a la gasolina, vendiendo un litro a 2 o 5 dólares (insisto, nada ni nadie regula el precio de lo que se oferta, lo único que incide en este detalle es el nivel de necesidad del vendedor o del comprador). Así puede pagar las clases de una semana.
Como en Cuba, nadie sobrevive realmente solo de su salario: es totalmente imposible. ¿Se roba para subsistir? Sí, mucho. Pero aquí, además, existe la ventaja de la propiedad privada. Además, todavía existen empresas y negocios privados cuyos dueños y trabajadores no perciben salario mínimo o reciben otro tipo de pagos extras.
Por esa razón los más desvalidos comen de la basura en Caracas (es algo que vi desde el 2016, no puedo asegurar este hecho en otras ciudades de Venezuela). También enferman y mueren, como las personas de la tercera edad o enfermos crónicos, o cambian su trabajo por un plato de comida.
De hecho, conozco profesionales que en estos momentos se han visto obligados a ofrecer sus conocimientos a cambio de una comida al día, pues un plato de alimento representa muchísimo más que el salario mínimo de un mes.
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