Qué tipo de mercado mayorista está por venir

Yenisel Rodríguez Pérez

HAVANA TIMES – Una de las mayores incongruencias que contiene la liberalización, tanto del autoempleo, como del pequeño negocio privado en Cuba es la ausencia marcada de un mercado mayorista que respalde la acción de aquellos.

Esto obliga a los pequeños empleadores  y a los cuentapropistas a pagar precios altísimos por sus materias primas, genera un encarecimiento de los bienes y servicios y, por consiguiente, la afectación al consumidor, sobre todo, a un sector mayoritario profundamente empobrecido.

Esta laguna económica mantiene insatisfecho a todos. Inclusive la élite burocrática y política, que históricamente se ha favorecido con el efecto devastador de las medidas anti económicas, parece esforzarse al máximo para buscarle una solución al problema.

No obstante, el asunto permanece estancado. A estas alturas hemos escuchado todo tipo de justificaciones a los economistas del Gobierno. No tienen mucho más que agregar.

En una de las últimas apariciones televisivas del ministro Murillo, una periodista del sistema informativo se quejó por la postergación indefinida del mercado mayorista.

Su queja fue olvidada en las posteriores  sesiones de aquel debate gubernamental. No fue hasta el último día, como resultado de un ensayo reclamo de dicha periodista, que los funcionarios se vieron obligados a tocar el tema públicamente.

La presidencia reaccionó con un autoritarismo a la altura de los monarcas medievales.

-Dilo, dilo, dilo. Con esta grosería, Esteban Lazo Hernández, vicepresidente del Consejo de Estado y miembro del Secretariado, daba la palabra a la disconforme periodista.

La respuesta de Murillo fue un enjundioso tira y encoge. Aun así, en su intervención se dejó escapar un dato concreto relacionado con el futuro de la demandada cadena de distribución.

Muchos quedamos boquiabiertos.

Resulta que nuestros burócratas consideran precio mayorista a una rebaja del 20 por ciento de los precios minoristas vigentes en el país, y esto sin tener en cuenta la magnitud de la compra. Una ofensa total, aunque mi información sobre el establecimiento de precios a nivel internacional no es exhaustiva.

Más que reforma económica, lo que lleva adelante el Gobierno de Raúl es un acto de compasión esclavista, dentro del accidentado periplo de la burocracia procapitalista cubana.

En la actualidad, el mercado minorista cubano puede llegar a incrementar arbitrariamente hasta a más del 50 por ciento el margen de ganancia de los productos producidos nacionalmente. Para esto toman como referencia mercancías análogas importadas y olvidan el costo de producción.

Esto deja ver la magnitud de la estafa que implicará no solo fijar precios tan altos e inamovibles para el mercado mayorista por venir, sino tomar como referencia una cadena minorista víctima de la especulación y el monopolio burocrático.