¿A dónde nos vamos los cubanos ahora?

Yenisel Rodríguez Pérez

HAVANA TIMES — Cuando se acerca el día de las madres, las factorías de arreglos florales en Miami contratan a miles de personas desempleadas o de bajos recursos por un periodo corto de dos semanas.

Estas factorías son lugares de mucho trabajo y poca paga. La razón principal es que existe un acuerdo entre compañías contratistas y factorías, que obliga a los trabajadores a contratarse a través de terceros. Esto reduce en un tercio los salarios.

Por ocho pesos la hora, observé a mujeres mayores y a personas enfermas realizando grandes esfuerzos para cumplir con la jornada laboral. Junto a ellas trabajé en un línea de producción que solo se detenía cada tres o cuatros horas de funcionamiento continuo, y a temperaturas cercanas a los 6 grados Celsius.

Nada más distante del sueño americano.

Bajo las extremas temperaturas de estos almacenes y las excesivas exigencias de productividad, muchos cubanos rememoramos nuestros días de trabajo obrerista en Cuba. Acá bajo el autoritarismo de la ganancia privada, allá bajo el autoritarismo del bien colectivo.

– ¿Para esto vinimos a Miami?

Los rincones sucios, los implementos rústicos, la desorganización y el enfrentamiento entre empleados y supervisores. Condiciones de trabajo no muy distantes a lo que muchos de nosotros, los cubanos empleados allí, habíamos tolerado en factorías cubanas.

Las diferencias entre las condiciones de trabajo en Cuba y Miami existen, eso es indudable. Decir lo contrario sería ofender la intuición milenaria de los migrantes del mundo todo.

Pero son diferencias muy frágiles para sustentar expectativas socioeconómicas de personas que vivieron gran parte de su vida recreando las ventajas de una vida nueva en Norteamérica.

Esperanzas que se destilan con las exigencias maximizadoras del capital competitivo, y el desamparo sindical de los trabajadores latinos en Estados Unidos.

¿Y ahora para dónde nos vamos?

Eclosiona una vieja-nueva preocupación en sectores jóvenes de la comunidad cubana de Miami. Una incertidumbre que se acrecienta al mantenerse fuera del horizonte de posibilidad de las grandes mayorías el destino “Cuba”.