Ubicación laboral

Yanelys Nuñez Leyva

HAVANA TIMES — A la altura del quinto año de cualquier carrera en la Universidad de La Habana, surgen dos cuestiones que preocupan grandemente a la mayoría de los alumnos: la tesis, examen que valida la culminación de la especialidad que se estudia; y la ubicación laboral.

El primero, aunque presupone la elaboración de un riguroso proyecto investigativo, siempre trae sus dosis de alegría y satisfacción.

Pero cuando se trata del segundo, la situación cambia.

El hecho de no saber hasta el último momento, el conjunto de plazas que ofertará el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social para ese año, mantiene al estudiante en continua incertidumbre y desvelo.

Recientemente fue el día de mi asignación y había una inquietud generalizada en el grupo, pues todos queríamos obtener puestos donde poder desarrollar de la forma más cómoda posible, las habilidades y los conocimientos aprendidos.

Además, deseábamos adquirir el espacio laboral que estuviese acorde a nuestras preferencias dentro del campo cultural.

El hecho de que algunos de nosotros contáramos con cartas de instituciones que solicitaban nuestra ubicación en sus centros, facilitó un poco la distribución, pues el estudiante tenía la mitad de la batalla ganada.

La otra mitad dependía del índice académico obtenido en 5 años de estudio.

Sin embargo, el engorroso proceso terminó mejor de lo que esperábamos:

La mayoría de los puestos de trabajo entregados estuvieron en sintonía con las aspiraciones del estudiantado.

De esta manera, una nueva hornada de graduados se incorpora a las actividades laborales del país.

Dudas e inseguridades se hacen palpables en nosotros, pero también un enorme deseo por seguir nutriendo el espíritu de experiencias y conocimientos.