Mientras … la espera

Foto: Shawn Foley

Por Sara

HAVANA TIMES – Amanece cálido en la Habana y aunque es aún abril se siente la cercanía del majestuoso verano. Oscar está despierto, mejor dicho, no ha dormido un tiempo mayor a media hora, entre el calor y los dolores siente que su alma se separa de su cuerpo para descansar al fin de la agonía que representa para él, hace ya tres meses, respirar.

Oscar fue operado con urgencia de una apendicitis. Esa tarde se encontraba impartiendo sus clases, pues es maestro de Historia en el instituto preuniversitario de su localidad. Hacía dos días no se sentía bien, malestar de estómago y alguna que otra indigestión, pensaba que era producto del estrés y las preocupaciones cotidianas sobre las condiciones precarias en las que vivían su familia y él. Su salario de Licenciado en Historia de Cuba apenas si le alcanzaba para cubrir una semana de los gastos elementales de la casa, luego el resto del mes, “a inventar” …

Al despertar en la sala de recuperación del hospital al que fue trasladado sentía un profundo dolor, a lo que los médicos le explicaron que era normal, producto de la cirugía a la que había sido sometido.

Pasada una semana, el dolor permanecía, fuera ya de los pronósticos de todos los especialistas. Oscar no sostenía alimentos, su situación se tornaba cada vez más crítica, los recursos de su cuerpo de agotaban y en cambio no llegaban más en su auxilio. La semana se tornó en un mes y este en dos y luego en tres. Visitó muchos hospitales, varios doctores valoraron su caso.

Sin respuestas concluyentes.

Hasta que, al fin, abril parecía traer buenas nuevas, se le practicaría a Oscar otra cirugía exploratoria, debía ser pronto, sus fuerzas ya resultaban escasas para sostenerse.

Lo sentimos, no existen recursos en este momento para realizar la cirugía debido a la crisis en la que se encuentra el país. Lo sentimos, pero debe usted esperar. Fueron las palabras del médico, las cuales ya se habían escuchado con anterioridad.

Oscar se encuentra tumbado en su cama, no ha dormido por los profundos dolores, la falta de electricidad, más su fatiga por la falta de alimentación prolongada. Él espera la llamada del hospital para realizar el milagro o simplemente que llegue el colapso y así simplemente dejar de respirar.

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