Rosa Martínez
Sí, no se sorprenda, mueren más féminas por causa de las enfermedades que se expanden a través del agua sucia y las pésimas instalaciones sanitarias que por el sida, la diabetes o el cáncer.
Según WaterAid, unas 800 mil mujeres mueren por no tener acceso a lavabos seguros, situación que afecta no solo la salud de mujeres y niñas, sino también su educación.
El agua sucia y las pobres instalaciones sanitarias son la raíz de muchos problemas como la mortalidad materna e infantil, e incluso violencia sexual.
Muchas señoras en países en vías de desarrollo dan a luz en sus viviendas sin acceso a agua limpia, exponiéndose a sí mismas y a sus bebés a infecciones.
Sin lavabos, las mujeres y niñas se ven obligadas a aventurarse al aire libre para hacer sus necesidades, en ocasiones durante la noche, lo que las pone en riesgo de sufrir cualquier tipo de acoso o asalto sexual.
Por otro lado, en algunos países pobres transportar agua es responsabilidad de las féminas, que necesitan varias horas cada día para ir y volver de los pozos, alejándolas de las escuelas o impidiéndoles cuidar a sus familias.
Aunque en nuestro país existe escasez del líquido debido, principalmente, al mal estado de las redes hidráulicas y a la extrema sequía, 8,4 millones de cubanos se abastecen con los servicios de acueducto, y el resto a través de otros servicios públicos que se encuentran en lugares de libre acceso, como por ejemplos pipas o fuentes propias.
Es cierto que incontables veces hemos perdido el sueño por madrugar para llenar los recipientes de nuestros hogares, hemos caminado varios metros con un cubo de agua acuesta y hemos hecho cola en una pipa, pero la realidad que enuncié en la primera parte del post, esa sí que no es nuestra.
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