¿Cuarentena o Turismo?

Por Rosa Martínez

HAVANA TIMES – Diana y yo somos amigas en la distancia. Desde hace dos años, aproximadamente, a través de la mensajería instantánea compartimos nuestros sueños, alegrías y tristezas.

Aunque Diana es estadounidense de pura cepa -con todo lo bueno y lo malo que puede tener vivir en la mayor potencia del mundo-, y yo una simple cubana, del Oriente por demás, la región más pobre de Cuba, tenemos más cosas en común de las que hubiéramos podido imaginar cuando conversamos por primera vez.

A pesar de que nuestros cuerpos nunca se han enlazado en un abrazo físico, hemos encontrado la forma de hacerlo de muchas maneras, a través del apoyo en medio de situaciones tristes, del consejo certero y de esa confidencialidad entre amigas de las que solo las mujeres podemos entender.

Ahora mismo ella se encuentra en cuarentena. Por el pésimo proceder de Trump y la Administración de la Casa Blanca, el coronavirus está causando más estragos de lo que debía en esa enorme nación. Demasiado tarde comenzaron a actuar; cómo hacerlo si el propio presidente dijo al referirse al virus chico (así lo llama de forma despectiva): “Relájense, relájense, tenemos un control tremendo sobre la situación”.

Ningún estado de la Unión se ha librado de la terrible enfermedad. Hasta ahora hay 9000 infectados y 149 muertes, pero las autoridades se preparan para una pandemia que podría durar un año y medio. En los hospitales se acaban los suministros y el número de enfermos se ha multiplicado en un 40 por ciento en solo 24 horas. Diana vive en el país más poderoso del mundo, pero el poder de la nación no ha impedido la entrada del letal virus, sino al contrario, la estupidez de algunos ayudó en su silenciosa y rápida propagación.

Yo vivo en una pequeña isla del Caribe que, a pesar de los estragos del bloqueo y las limitaciones de todo tipo, se la arreglado para tener un Sistema de Salud de calidad. Aquí, hasta ahora, solo tenemos 16 enfermos y casi medio millar de sospechosos. Aunque nuestro sistema sanitario no es de los peores sistemas sanitarios del mundo las carencias que vivimos desde hace mucho tiempo serán letales si ocurriera una propagación del COVID 19.

Las autoridades han optado por mantener abierta la puerta del turismo, a pesar del gran riesgo que eso significa para la población en general.

Los gobiernos se equivocan una y otra vez, y como siempre, las consecuencias las paga una población que no tendrá remedio en caso de enfermar.

A Diana y a mí no nos queda más opción que unirnos una vez más y pedir por nuestras familias, nuestros amigos, nuestros coterráneos, nuestros pueblos.