Chávez se queda con nosotros

Rosa Martinez

HAVANA TIMES — Mi casa todavía está de luto y tiene sobradas razones para estarlo. Mis familiares desandan con caras tristes los rincones del hogar y yo los acompaño en ese dolor. En menos de 15 días hemos perdido a dos amigos de la familia.

El primero, Nicolás, fue un vecino, más cercano que cualquiera de los que comparten nuestros genes. Según cuentan mis padres compartió con nosotros todos los momentos felices y tristes que vivimos. Estuvo cuando nacieron todos mis hermanos y yo, también cuando murió la abuela, la mujer más linda del mundo.

El segundo es Hugo Chávez Frías, uno de los principales amigos de Cuba y de Latinoamérica, que después de sufrir durante dos años las consecuencias del cáncer, falleció en el hospital militar de la ciudad de Caracas.

Su pueblo lo acompañó durante su enfermedad, durante sus varias cirugías y durante su muerte. Millones de venezolanos han desfilado frente al ataúd del comandante Presidente para despedirlo en silencio, con un gesto, una mirada solemne, o lágrimas.

Muchos cubanos, como miles de admiradores y seguidores de su obra en varios países del mundo, especialmente Latinoamérica, hemos llorado por él.

Chávez vive más ahora que nunca, y eso lo saben tanto sus seguidores como detractores. Creo que la oposición venezolana, y el ave de rapiña del imperio lo hubieran preferido vivo de haber imaginado lo que desataría su muerte. Lo sabían amado, lo sabían hombre de pueblo, lo sabían fuerte, pero no lo sabían inmortal.

Después de algunos días mi familia y yo intentamos acostumbrarnos poco a poco a vivir sin Nicolás. Tendremos que aprender a celebrar nuestros cumpleaños sin sus chistes y sus canciones mejicanas.

Saldremos de casa y regresaremos sin ver su sonrisa o escuchar algún dicharacho popular que siempre llevaba a flor de labio. Pasarán los días, meses y años sin su compañía, sin su amistad, sin su cariño.

Hoy, Venezuela y los chavistas se enfrentan a una difícil lucha contra la económicamente fuerte oposición.

Chávez no podrá hablarles personalmente, no podrá expresar su amor por el pueblo que lo rescató y llevó al poder más de una vez, no podrá cantar su amado himno nacional o alguna otra canción, tampoco podrá advertirles del peligro de fuerzas externas, pero no hará falta.

Los venezolanos llevan a Chávez por dentro. No importa cuántos años pasen, sus discursos y frases, sus aportes a la sociedad venezolana, la mejoría del nivel de vida de los más pobres y el amor de todo su pueblo no lo dejarán morir.

Mi familia y yo, al igual que los venezolanos, seguimos adelante con nuestros trabajos, nuestras vidas, pero nunca olvidaremos a quienes fueron grandes compañeros y fieles amigos.