A propósito de la sequía una respuesta inesperada

Rosa Martínez

Repartiendo agua por pipa. Foto: americateve.com

HAVANA TIMES — El líquido corría impunemente por la acera. Varias personas miraban preocupados el fatal derrame, y quizás hasta se preguntaban de dónde provenía si toda la ciudad está seca; pero quedaba solo en eso en una preocupación más de las muchas que tenemos los cubanos.

Quise seguir andando rumbo a mis labores cotidianas como si nada pasara, pero un llamado, quisiera creer que de conciencia, pudo más que yo y me detuve. No podía dejar de pensar en los 15 días que estuvimos en casa sin una gota, la cantidad de tanquetas que tuvimos que cargar de las pipas que aparecían y hasta las discusiones que se armaron en el vecindario.

Seguí el rastro húmedo y llegué hasta el origen del preciado líquido, tan necesario para todos los seres vivos y cada vez más escaso por estos tiempos, según las investigaciones científicas debido al cambio climático, provocado por las acciones del propio hombre.

En lugar de una fuente de derramamiento encontré dos: una provenía de la casa de Fina, una vecina querida; la otra, del garaje de Rafael, un muchacho reconocido en todo el barrio como conflictivo y fajón.

A casa de Fina llegué sin pensarlo, la amistad que manteníamos debía permitir que fuera más fácil mi reclamo.

No me digas entrometida, le dije, pero cómo puedes dejar que se bote tanta agua con la escasez que hay en todo el país, ni hablar de Guantánamo, una de las provincias más afectadas. ¿No sabes que la situación puede empeorar cuando comience la temporada más seca del año? Estamos viviendo la peor sequía de los últimos 115 años, “Yeya, comadre…”

¿Tú eres la mamá del agua? -me respondió medio en serio, medio en broma- no cojas lucha chica; cuando se acabe, pues la cargamos y ya, ¿qué vamos a hacer? los cubanos estamos acostumbrados a pasar trabajo, así que déjame tranquila y no me estés hablando de ahorradera ni nada parecido, que me he pasado la vida entera ahorrándolo todo.

La respuesta de la vecina-amiga no me amilanó, ella es así, dice lo primero que le sale por esa boca (de todas formas cerró la llave), así que logré mi objetivo y seguí, con algo de temor, a la casa del fiera Rafael.

Disculpe que lo moleste -le señalé casi entre dientes- quería informarle que su instalación hidráulica está vertiendo agua para la calle… no me dejó terminar y para sorpresa mía expresó: ¡Dios mío! con la escasez que hay y uno aquí botándola, voy a ver eso ahora mismo.

Así es la vida, de quién menos imaginamos obtenemos las mejores respuestas y las mejores acciones.

La sequía en Guantánamo continúa; los ciclos de distribución se han extendido aún más; los vecinos deben cargar el líquido desde donde aparezca; las pipas desaparecen, y cuando llegan, van directo a las casas de personas con recursos que pagan caro por llenar sus cisternas o a las de funcionarios estatales que con sus relaciones resuelven la situación; mientras, los de a pie nos la arreglamos como podemos.

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