¿Hasta cuándo la violencia?

Rosa Martinez

HAVANA TIMES, Nov 25 – Desde pequeños comenzamos a preguntarnos ¿Por qué el mar es azul? ¿Cuántas estrellas hay en el cielo?  O simplemente ¿Cómo le entra el agua al coco?

Durante toda la vida también encontramos preguntas sin respuestas. Siempre nos ocurren cosas que no nos podemos explicar, que nadie puede explicar, como ocurre con el misterioso poder de los ojos.

Pero hay otras muy simples, que no vemos porque no queremos, que no entendemos porque no lo intentamos.

Después de vivir en mi barrio por casi 40 años ya no debería tener tantas interrogantes, debería encontrar más respuestas. No debería sorprenderme que Adela se fuera de la casa, una vez más, porque Julio se emborrachó y le pegó a ella y al niño, delante de todo el vecindario.

Tampoco debería inquietarme que Tatiana deje la escuela porque su novio no quiere que estudie, y amenazó con matarla si solo se le ocurría probarse el uniforme de la escuela de medicina. Según él todas las estudiantes universitarias son unas putas.

¿Por qué sufrir por la muerte de Rafaela si todos sabíamos que tarde o temprano ocurriría?  ¿Será por la muerte también de Leo, su hijo, o por el suicidio del homicida, o será por todo a la vez?

Porqué estar triste si Yuli quiere seguir sufriendo todo tipo de vejaciones, si ella no sabe  vivir sin Ricardo, no sabe cómo acabar la guerra, o cómo ganarla al menos.

Si he vivido 40 años en el barrio y he visto tantas historias de mujeres maltratadas, me pregunto: ¿por qué todavía me sorprende la historia de Odalis y Saúl?