Sosteniendo el día a día. Personas mayores en Cuba (I)

Regina Cano

Vendiendo detergente. Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES — Les confieso, que al levantarme muchas mañanas no preciso mirar el reloj, pues a las 7 am de cada día suena el silbato del panadero acompañado de su anuncio: “Panaderooo! Vamos, el paaan!” quien invariablemente, pasa por el frente de mi casa.

Desde hace algunos años este señor, con edad cercana a los 70s, empuja un carretón lleno de sacos de pan -habitualmente frescos-, un beneficio para el vecino que se evita caminar unas cuantas cuadras hasta la panadería.

Cada día, todas las mañanas, en otros espacios de la Ciudad de la Habana, otras personas mayores -mujeres y hombres- realizan su deambular cotidiano en busca de clientes para sus ofertas. Algunos de ellos dependen de abastecedores, pero otros confeccionan sus propios productos.

Actualmente, los adultos mayores cubanos –fuerza no creadora de producto bruto- prestan servicios de diversas índoles, pues la sostenibilidad de vida es cada vez más cara -aumento de precios y las consecuencias de la corrupción-, motivo primordial de otras búsquedas económica para aquellos, fundamentalmente jubilados, con una pobre pensión y muy poco de otra ayuda para sobrevivir a diario. En algunos casos, esta se agrega a la economía familiar o solamente cubre el sustento individual.

En estos días, la voz oficial ha estado reiterando la noticia del envejecimiento de la población cubana, algo que realmente anunciaba la avalancha migratoria, mediado los 90’s  –la cual ahora tiene otros matices- y que provocó la ausencia de gran parte de un escalón generacional, en el futuro que ahora vivimos.

En aquel tiempo, la huída de la crisis económica contó con altos números de jóvenes, cubanas y cubanos, que en busca de mejoras de vida salieron del país y ahora se ubican entre los ciudadanos de mucha partes del mundo, adonde fueron a incrementar su fuerza laboral y llevaron el contrafuerte de sus descendencias.

También se llevaron en la memoria a sus seres queridos, a quienes -de alguna manera- asumieron ayudar económicamente, y a los que  -en muchos casos- no pueden cumplirles el porcentaje que la ayuda requiere o como ellos mismos desean.

Por otro lado, en estos momentos enfrentar el coste de vida deja menos espacio a la calidad aceptable de existir de muchas personas que sobrepasan o se acercan a los 70’s, viviendo y alimentándose mal.

Uno puede ver en las calles, además de los vendedores de pan, dulces, maní o pasteles, a  vendedores de tamales, mensajeros de bodegas (de la cuota), del gas, a mensajeros de correos y hasta acarreadores de carretillas para cargar artículos domésticos, formando parte de esta tropa.

En un área bastante grande de Alamar, son populares 2 señores andarines: uno lleva el maní en una lata con nicho de carbón para mantenerlo caliente. Y la otra, una señora que suena una campanita llevando en un recipiente plástico los diversos dulces que elabora.

Rellenando fosforeros. Foto: Juan Suárez

En otras partes de la ciudad te encuentras con personas mayores que deambulan por las calles, con poco aseo o vistiendo ropas viejas, recogiendo materias primas, hurgando en la basura, vendiendo retazos usados de plomerías o electricidad -sustitutos que algunos compran.

Vendiendo pasta de dientes, velas, almohadillas sanitarias, paquetes de algodón, zapatos de uso, cigarros al menudeo o durofríos* para los muchachos, jabitas de nylon o calditos de pollo.

Muchos ya no pueden contratarse con las instituciones oficiales y crean también formas ilegales para su manutención.

Y aunque todo esto puede ser común con otras sociedades, en Cuba un pasado relativamente reciente ubicaba a los jubilados en un lugar, colectivamente privilegiado, pues era el momento de realizar muchas de aquellas “cosas” que un compromiso social de crear valores limitaba y –generalmente- no relacionadas con la búsqueda de dinero.

Pues señores, esto se ha ido agudizando o hecho más notable a medida que el tiempo pasa. Cada uno de ellos ya forma parte de los hábitos de cualquier pedazo de barrio de la capital, así como pudiéramos ser nosotros los que en un futuro integremos la plantilla de este ejército, para el cual han disminuido sus días de combate.

Nota: Durofrío: Especie de hielo saborizado y azucarado, con base de jugo o refresco.

 

Articulos recientes:

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

San Antonio de los Baños, donde el humor dio paso al dolor

Sin electricidad y sin acceso a la red de redes, así pasan los habitantes de…

  • Cancion del Dia
  • Mundo
  • Noticias
  • Segmentos

Mayra Andrade – Canción del día

La artista destacada de hoy es Mayra Andrade de Cabo Verde con la canción Tan…

  • Mundo
  • Noticias

Haití estrena presidencia colegiada de nueve miembros

De los 11,5 millones de habitantes en este país, unos 4,5 millones necesitan ayuda humanitaria…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.