Locos en Cuba

Regina Cano

El filosofo. Foto:Caridad

HAVANA TIMES — Por supuesto que los locos -personas que han perdido la perspectiva sobre la vida, o  la “razón” (según el decir común), también denominadas insanas mentalmente- abundan en cualquier país del mundo.

¡Pues Gentes! No nos han faltado locos en Cuba. En ellos también se ha reflejado la historia del país y sus cambios, que en consecuencia aumentan o disminuyen según la etapa.

Por ejemplo, en los 70´s, en mi barrio en La Habana, concurría a la parada del ómnibus un hombre de 30 y pico de años, quien hablaba -gesticulando a un interlocutor imaginario- sobre Marxismo y Comunismo -decía la gente que el Partido lo había “tostado”.

Comparativamente y en el mismo tiempo por Santiago de Cuba paseaban las calles del barrio de mi abuela dos famosos y desaseados locos: Pan viejo (mujer) y Bombero (hombre).

Ambos pasaban los 40 años. Los niños –esos crueles desconocedores- gritaban: “Bombero apaga el fuego”, le corrían atrás y le lanzaban piedras. Un tratamiento parecido recibía Pan Viejo, quien sí respondía  pedrada por pedrada. Según mi abuela él tuvo esa ocupación y la otra fue abandonada por un amor.

Otro ejemplo; durante el Periodo de Crisis, en las calles del Vedado o la Habana Vieja uno solía ver personas que deambulaban sucias y harapientas. Algunos parecían vagabundos –aquellos que por situaciones familiares o económicas recorrían las calles 24 horas- y se mezclaban con los supuestos desquiciados.

Muchos sobrevivían a expensa de la basura y reciclaban vasos o pomos plásticos que después trataban de vender en heladerías y en las vendutas de refrescos.

Lo mismo veías a uno blandiendo un palo, que hablando solo o emprendiéndola con la gente a gritos.

U otro, como me dolió ver a Carlos Embale –una voz de la música cubana- pidiendo limosna a cambio de cantar, en las inmediaciones de la Feria de la Catedral. Decían que era producto de un ataque neurológico y de su escape de la casa familiar.

A la par, se solía encontraba a un señor haciendo música con unas latas – quien sobrevivió en las calles hasta hace poco tiempo- y a quien la gente le dejaba caer monedas. O el que hacía rodar tanques metálicos a la entrada del Boulevar de la calle Galiano. Los dos modificaban para bien el ambiente callejero.

Por buen tiempo, coincidí con un padre e hijo –aseados y orgullosos- que con tremendo respeto pedían cigarros a dos o tres gentes fijas en el parque del Palacio de Armas y que se sabía vivían a la intemperie.

Ahora, son menos los que merodean las calles. A veces uno topa con alguno (a) con los pelos y las ropas apelmazadas del churre, con peste a desaseo sostenido y falta de techo.

Y señores, verdaderamente nos separa una línea muy delgada de los llamados locos, la que siempre tememos cruzar y por lo que tal vez son discriminados, como el espejo que muestra la imagen posible que no queremos ser.

La sensibilidad a los cambios o a las presiones que uno sufre, no logra igual respuesta en cada uno de nosotros y al igual que las células vivas, algunos humanos recomienzan una nueva interpretación de la realidad que los rodea.

Nada gentes! que como en cualquier parte del mundo ser un rechazado por la sociedad nunca es una buena posición y debiéramos tenerlo en cuenta, porque en cualquier otro momento futuro, de agudo quebrantamiento social, se volverán a hacer visibles para alertarnos de adonde podemos llegar o quienes  podemos llegar a ser.

Articulos recientes:

  • Cuba
  • Foto del dia
  • Noticias

Cielo Barroco, Pinar del Río, Cuba – Foto del día

Yordanka Caridad de Cuba tomó nuestra foto del día: "Cielo Barroco" en Pinar del Río,…

  • Mundo
  • Nicaragua
  • Reportajes
  • Segmentos

Ganaderos nicas rechazan señalamientos del filme Patrullaje

Ganaderos temen que al ser acusados de la destrucción de la Reserva Indio Maíz se…

  • Cuba
  • Opinión

Abreus: una militancia en el espíritu desde la poesía

Abreus es grande para la fe. Para hacer que mis poemas vuelvan a mí. Para…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.