Fue la última noticia

Regina Cano

“Sacaron la azúcar  blanca por la libre a 8 pesos la libra, por el Estado y la “prieta” a 6 pesos” –decía mi tío el día que publicaron la noticia.

“Tú estás bromeando”- le riposté, acostumbrada como estoy a su chanza, pero   esta vez no era en broma.

A esta situación me referí cuando se discutieron los Lineamientos  para la Política Económica y Social del País, pues con las circunstancias de salario y doble moneda, no era el momento de imitar los precios del llamado Mercado Negro para artículos de primera necesidad, que ya nos era difícil pagar, y que ahora con este hecho quedan subvalorados, pues el precio resulta ahora mucho mayor (por 3 pesos), del que este Mercado ya había establecido.

Lo mismo ha pasado con el arroz que de 3.50 en el Mercado Informal, vale 5.00 en el Estatal; pasamos así de precios subvencionados “al extremo y sin escalas.” que arremete contra un salario insuficiente.

Dos días después viajando en una guagua y al formarse un apiñamiento normal en estos viajes, un hombre gritaba: “Vamos, que hay que irse (en la guagua) y ya la azúcar está a 8 pesos!” y una mujer le secundó: “Lo que hay, es que asaltar Ultra” (una tienda en CUC).

Al día siguiente una muchacha me decía por teléfono: “cuando las mujeres no tengan con que endulzar la leche o el yogurt de sus hijos, ahí van a empezar las protestas”

Esto me recuerda que cuando en la comunidad donde vivo se sometió a discusión y aprobación los Lineamientos… mis vecinos no tenían intención de invalidar ninguna de las lecturas y parecían estar en un letargo mudo de consentimiento, como si con el acto contrario no sintieran que podrían realizar algún cambio perceptible.

Como si adormecidos tuvieran la certeza de que “con mi palabra no seré actor en los cambios necesarios para el futuro.”

¿Sería correcto decir aquí que la gente no hace uso de sus derechos?