El miedo siempre está ahí

La policia cubana apresando una Dama de Blanco con violencia.

Por Pedro Pablo Morejón

HAVANA TIMES – Por razones de pragmatismo nunca he militado en grupos opositores. No me agrada la idea de castigarme la vida en vano, o en el mejor de los casos, recibir como premio la ingratitud e indiferencia de los hombres.

Desde las guerras de independencia hasta la actualidad, la historia de Cuba está manchada de traiciones. Mucha sangre ha sido derramada y demasiadas vidas mutiladas tras la utopía de la justicia social.  

Cierto controvertido escritor expresó algún día: “La libertad es la gran máscara de la historia”.

Pero una cosa es ser pragmático y otra bien diferente es permitir que un poder dictatorial dirija mi vida como si fuera una marioneta. 

Lo empecé a comprender cuando apenas acababa de cumplir los seis años. Ver como a unas personas amorosas de mi barrio se les hacía un mitin de repudio por el pecado de querer marcharse, me hizo sentir realmente mal.

Desde entonces mi conciencia cívica fue desarrollándose hasta el momento en que, ya siendo adolescente, sin apenas influencia externa del medio familiar, me había convencido de que no vivía en un país libre. Pero el miedo estuvo ahí, siempre lo ha estado.

Ese que continúa agazapado en algún recóndito sitio de la mente, y que, como un depredador artero, te ataca cuando menos lo imaginas. Como hace poco, cuando por un comentario que hice en una red social, me citaron para darme “consejos”.

Me mantuve ecuánime, firme, aunque me invadió cierto temor, semejante al que experimenté cuando hace tres años decidí escribir para este medio. Ya poseía un historial de rechazo a todo cuanto tuviera que ver con el sistema. No soy, por ejemplo, de los que desfilan los primeros de mayo, o firman declaraciones públicas a favor de la dictadura y sus aliados, tampoco participo de sus convocatorias. No colaboro en nada.

Pero el temor siempre ha estado presente. Me decía: “es cuestión de uno o dos meses que te descubran y tomen represalias”.

Lo esperaba, sin embargo, lo asumí. Porque esa autodeterminación que te dignifica y te hace sentir que, a pesar de vivir bajo un estado totalitario, puedes respirar de tu propia libertad, es un valor que supera cualquier miedo.

No espero derrocar de este modo a una dictadura. A los matones no se les derrota con un puñado de letras. Es solo un ejercicio de libertad personal.

Y así he continuado, semana tras semana, sin ocultar mi nombre o mi imagen, llevando a los lectores la realidad cubana a través de crónicas y otros escritos, que obviamente, no concuerdan con la ficción que se impone desde un periodismo subordinado al Partido Comunista de Cuba. Mi visión es la de un cubano de a pie, que carece de lujos y sufre los rigores de la vida en esta isla.

Quizás, el reto del periodismo cubano para estos tiempos oscuros no radica en el nivel de preparación de sus profesionales, sino más bien en el coraje de aquellos que están comprometidos con la verdad, a pesar del miedo.

Hasta ahora he tenido suerte, hasta ahora he continuado con mis letras divergentes para Havana Times, a pesar del miedo que siempre está ahí…y estará.

Lea más del diario de Pedro Pablo Morejón aquí

Articulos recientes:

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

15 años de prisión a la joven que transmitió las protestas

Se intenta suicidar en prisión Fray Pascual Claro Valladares al conocer su sentencia, de 10…

  • Cuba
  • Opinión
  • Segmentos

“Distorsiones” de moda en Cuba

Nada nuevo, pero resulta que la palabra se ha puesto de moda, y esta semana…

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

San Antonio de los Baños, donde el humor dio paso al dolor

Sin electricidad y sin acceso a la red de redes, así pasan los habitantes de…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.