La autorresponsabilidad es clave

Foto: Juan Suárez

Por Paula Henríquez

HAVANA TIMES – Hubo un nuevo rebrote de la Covid-19 en Cuba. No se esperaba hasta dentro de unos meses, pero llegó antes y volvió a poner frenos a planes y procesos económicos, de vida, etc.

Hace apenas unas semanas estábamos casi en cero, solo se reportaban unos, dos o tres casos por día, llegamos a tener cero pacientes confirmados, pero todo ese buen trabajo se ha visto empañado por la irresponsabilidad de algunos individuos.

Siempre hubo irresponsables durante todo este proceso que hemos vivido desde el pasado mes de marzo. Gente a la que le cuesta trabajo cumplir con simples normas higiénicas, que no deberían existir solamente por la Covid-19, sino como norma básica en la vida.

Personas a las que les cuesta trabajo usar o llevar bien puestas las mascarillas, porque no piensan en cuánto protegen a su familia y a sí mismos, sino en el calor que pasan o en lo incómodos que son.

Incluso hay quienes, por estar en el barrio, tampoco se protegen, como si el virus se limitara a diferentes espacios. Otros que no se aguantan para hacer fiestas, celebrar cumpleaños, invitar a los amigos, como si en ello se le fuera a ir la vida.

También están los que siguen saliendo innecesariamente a la calle, que buscan excusas para no quedarse en casa, aun viendo en las noticias que el mundo anda fuera de control y que mueren miles todos los días.

Yo sé cuál es su manera de pensar: “A mí no me toca, no va a ocurrir nada, no tengo tan mala suerte” o “es solo un catarro, es algo que pasa en unos días, en Cuba no mueren tantos, etc.”

Es cierto que nuestros médicos han logrado arrancar de los brazos de la muerte a unos cuantos pacientes, es cierto que se lucha duro hasta el último momento por salvar vidas, que no se dan por vencidos con los enfermos, que hacen casi lo imposible porque los contagiados vuelvan a casa con sus familias.

Sin embargo, eso no quiere decir que unos pocos tengan el derecho a empañar tamaño esfuerzo. Es una falta de respeto hacia quienes pasan semanas enteras en un hospital o centro de aislamiento atendiendo a los positivos, sospechosos, etc.

Ya se tomaron nuevas medidas. No me extrañaría que hiciera falta cerrar todo de nuevo. Volvemos a quedar sin transporte público, sin trabajar un tiempo más, sin que nuestros hijos puedan asomarse a la calle siquiera… en fin, pagaríamos justos por pecadores, como dice un viejo refrán.

Pero… si el país necesita tomar esas medidas radicales otra vez, yo creo que también sería conveniente que se castigue a las personas que incumplen con las reglas, que manchan el buen trabajo de médicos, especialistas y de todo aquel que ha estado recluido y muy al tanto de detener el contagio.

Hay quienes hablan de decirlo y repetirlo por TV… yo creo que esa fase ya pasó. No digo que dejen de decirlo, sino que se necesitan medidas más fuertes en contra de quienes se nieguen de una manera u otra a cumplir.

Mientras tanto… estoy segura de que muchos sí seguiremos las orientaciones y cumpliremos con lo que haya que cumplir.

El cubano por naturaleza es callejero, paseador, pero cuando las circunstancias ameritan estar tranquilos en casa, no hay nada más de qué hablar.

Se trata de la seguridad de todos nuestros seres queridos.  Se trata de frenar un mal que podría afectarnos a todos. Se trata de la vida en sí.

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