El eterno chantaje al trabajador

Paula Henríquez

HAVANA TIMES — A los cubanos les pagan poco menos que el valor de un par de zapatos al mes (más o menos 20 CUC). Hay quienes cobran algo más debido al pago del almuerzo, es decir 0.60 centavos diarios por cada día laboral: generalmente son de 21 a 23 días laborales, o sea, de 12 a 13 cuc.

Los dos pagos, el del salario corriente y la divisa del almuerzo, se realizan el mismo día. En las empresas que utilizan este sistema, el pago de la divisa del almuerzo se realiza por adelantado, es decir, que mientras cobramos nuestro salario corriente por mes trabajado, la divisa del almuerzo que se cobra ese mismo día, es la del mes en curso.

Para nadie es secreto que esa divisa del almuerzo es para todo, menos para comer algo al mediodía. La necesidad del cubano de a pie no permite gastarse todos los días 0.60 centavos (unos 15 pesos cubanos), por lo que prefiere traer algo de casa.

Me cuenta una vecina que hace poco en su centro laboral anunciaron un cambio en la política de pago de la divisa del almuerzo. Ya no pagarían por adelantado la esperada y, por demás, pequeña suma mensual, sino que esta sería por mes trabajado, como el salario corriente.

Todo está muy bien hasta aquí. Al final si sacamos cuenta es lo mismo, de todas formas seguirán cobrando más o menos la misma cantidad cada mes.

El problema está en que para que ellos (los que pagan, entiéndase a los que se les ocurrió cambiar la política de pago, quienes, dicho sea de paso, no tienen necesidad de cobrarla) se puedan poner al día tienen que dejar de pagarles a los trabajadores un mes de almuerzo o pagar la mitad de la suma un mes y la otra el mes siguiente.

O sea, mi amiga cobrará 6 cuc en octubre y otros 6 en noviembre. En diciembre ya cobrará el mes de noviembre completo.

Cuando mi vecina me contó de todo esto yo no entendía muy bien. Ella tuvo que explicármelo varias veces. La cuenta no me daba, “entre uno y otro me parece que falta un mes por cobrar”, le dije y ella me respondió que estaba en lo cierto.

Lo peor de todo es que es general, o sea, las otras instituciones con igual sistema de pago diario por almuerzo también se acogerán a dicha política. Y allí se sumará mi institución. Incluso después de la conversación todo el asunto me daba vueltas en la cabeza y llegué a la conclusión de que todo es una especie de chantaje, porque en cualquier ajuste de sistema sale perdiendo el cubano de a pie.

¿Qué culpa tiene el trabajador de que haya que cambiar el sistema de pago? Eso es problema de quienes manejan esa parte. Por supuesto, ya sabemos que a ellos no les falta nada, por eso no les afecta. De ahí la sin piedad con quienes dependen de esa ridícula suma para subsistir un mes tras otro.

¿Por qué siempre salimos perdiendo nosotros? El salario de los trabajadores es intocable, es como jugar con la vida de la persona, porque de eso depende su subsistencia y la de su familia. En Cuba parece no importar eso.