Nonardo Perea
HAVANA TIMES — Una vez más en carne propia vivo la censura y obstrucción en mi camino como escritor. No me referiré a mi faceta como fotógrafo o realizador de audiovisuales y performance (que tampoco se toman en cuenta), porque esta vez la estocada ha sido por mi faceta de narrador.
Resulta que el día 8 de julio, en compañía de una colega nos dirigimos a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), para averiguar si nos habían aceptado para pertenecer a dicha institución, hacía ya muchos meses aplicamos para la membresía y ambos estábamos ansiosos por saber los resultados.
Más que todo, a mí me interesaba pertenecer por el simple hecho de que como miembro podrían facilitarme la posibilidad de publicar por la editorial Unión, solo por eso, aunque algunos escritores que conozco me han comentado que hasta eso se hace difícil en dicha institución.
Confiaba en que podría optar por la membresía, porque en mi curriculum cuento con todo lo que pedían, varios premios de relativa importancia, dos libros publicados, incluso, uno de los libros había sido premiado, y soy egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso.
Para sorpresa mía, a la hora de saber los resultados recibí un no como respuesta, la secretaria me pidió que podía apelar, pero preferí no hacerlo. ¿Para qué?
Lo que más atrajo mi atención fue que mi colega sí fue aceptada, y me alegré por ello, lo que sucede es que ella solo tiene un libro publicado de poesía, y su currículo es mínimo, incluso ella misma lo reconoció y se quedó perpleja, porque desde un principio pensó que no iba a ser aceptada.
Supongo que me habrán pasado por el filtro, buscándome en Google. Y si no lo hicieron, cosa que dudo, aquí se los dejo saber, he escrito para Voces, para Diario de Cuba e Identidades, y seguiré haciéndolo para cualquier sitio, porque todo lo que escribo forma parte de mi vida e historia, nunca he tergiversado nada, simplemente soy un ser humano que ejerce el derecho a expresarse, y lo hago sin tener que contar con nadie, todos tenemos el derecho de expresarnos libremente, ¿o no?
Ahora mismo, tal decisión de censura e injusticia no me importa, ni me afecta, porque hasta el momento la Uneac para mí no existía. Veo la institución como una olla de grillos, donde sí hay mucha gente talentosa, pero también abunda la mediocridad, hipocresía y falsa moral, en fin, muchos hemos oído de historias macabras que salen de esa cuevita culturalizada.
No pertenezco, y no perteneceré nunca, y por ello no voy a dejar de escribir como me plazca, escribo lo que pienso, y no me gustaría estar bajo un ojo que te escanea constantemente, solamente hay que leerse los estatutos para darse cuenta del asunto.
Lo cierto es que tal decisión reafirma que seguimos y seguiremos en las mismas, ni siquiera en los espacios culturales se respira libertad, ni de expresión ni de ningún tipo.
Doy mil gracias por no ser aceptado, hoy estoy como si me hubiese quitado un peso de encima, me siento un poquito libre, porque no estoy atado a nada, solo a mis ideas a mi literatura a mi arte en general. Gracias Uneac.
Presentamos las noticias internacionales en breve recopilada por Democracy Now el lunes 29 de abril de 2024.
La app del nicaragüense Nicolás Ibáñez fue incluida en la lista de “30 promesas de…
Los artistas destacados de hoy son Omar Sosa (piano) y Yiian Canizares de Cuba con…
Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.