Por Nike
Y si tenemos hermanos varones los protegemos y mimamos, como si se tratara de nuestros hijos, les lavamos la ropa y hasta le hacemos la comida.
Nada más cumplimos los diez años ayudamos a nuestras madres mientras los varones se la pasan en la calle.
Recuerdo con que gusto ayudaba a fregar a mi madre parada sobre un banquito para llegar al fregadero. Tan contenta de que mi madre no tuviera que hacerlo todo sola.
Con las escaseces y necesidad que siempre ha habido en Cuba desde que soy chiquita, primero era mi madre quien se quitaba la comida para repartirla entre yo y mis hermanos y desde que soy madre yo me la quito para dárselas a mis hijos.
Este sacrificio ha sido tan grande que hoy en día muchas madres sufren enfermedades debido a la mala alimentación por los sacrificios padecidos durante décadas sin tener una dieta balanceada que nos mantenga con la salud suficiente para ver crecer nuestros hijos y disfrutar con salud de su compañía.
Una madre en mi familia tiene serios problemas de salud por la mala alimentación de cuarenta años. No puede caminar y vive encerrada en su casa volviéndose loca sin solución para sus males.
Quise hablarles de la situación que padecemos las mujeres Cubanas. Tengo muchas amigas que sufren debido a la mala alimentación y los sacrificios que han tenido que hacer y lo mucho que han trabajado para malamente alimentarse ellas y alimentar a sus hijos. Ninguna es un caso aislado y porque a fin de cuentas la mujer en Cuba es la que pone el plato de comida caliente en la mesa.
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