Miguel Arias Sánchez
Tanto en Cuba como en el mundo hay excelentes músicos reconocidos, que gozan de gran admiración y respeto por lo que hacen, ya sea popular, clásica, romántica, etc.
Sin embargo, en nuestros días han surgido cantantes o grupos que lejos de enaltecer la música cubana, gustada en el mundo entero, la degradan y empobrecen. Cuando escuchamos un reguetón con alguna letra que no dice nada u otro grupo con letras de canciones que dejan mucho que desear como: quimba pa que suene, te la doy cómo tú quieras, cógemela mami, y otras que no se conciben en una sociedad que proclama educación, buen gusto y lo correcto. Esas letras y músicas son sencillamente una porquería, además, una falta de respeto a tantas personas que han puesto la música cubana en un sitial honroso en el mundo.
Y me pregunto: ¿Qué hace el Ministerio de Cultura? o la gente que tiene que ver con la difusión y cuidado de la música y letra que no solo llega a los mayores, sino a los niños que desde muy pequeños están escuchando semejantes barbaridades.
En una entrevista reciente al maestro Frank Fernández decía, y cito: “Lo que ocurre es preocupante y hay que hacer algo para que la buena música cubana no se pierda”.
A quiénes les toca hacerlo, no lo sé; pero lo que no se comprende es que hay otros cantantes a quienes no se le promueve, no se les difunde su música, ni siquiera los llaman una vez a la televisión a cantar una canción bonita, que transmita un sentimiento o deje un mensaje, como sucede con las verdaderas canciones.
Y que cuatro personas se suban en una tarima a cantar bestialidades y se les aplauda, se les difunda y como premio se le dé un viaje al exterior a llevar semejante basura.
¿Qué diría Benny Moré, por citar a alguien insustituible en la música cubana y tantos otros?
La buena música, sea un bolero, una balada o cualquier ritmo, cuando se hace con calidad, con gusto y con amor, llega a las personas que la escuchan con agradecimiento. El Che repitió muchas veces que la calidad es el respeto al pueblo, entonces no es hacer música por hacerla, por ganar dinero (que también hace falta) o meterse en un avión a traer pacotilla.
Es hacerla para que se escuche, se disfrute y siga siendo la verdadera música cubana, la que ha hecho bailar a millones de personas y que otros tantos millones la escuchen, la disfruten y la vivan en el mundo entero, para satisfacción y orgullo de toda Cuba y de cada cubano que se encuentre en cualquier lugar apartado del mundo.
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