Por una dictadura del proletariado compasiva

María Matienzo Puerto

Foto: Caridad

HAVANA TIMES — ¿Hay compasión en el socialismo? Parece que sí, según la Dra Mayra Espina, actualmente investigadora de Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, radicado en el Vedado, La Habana. La pregunta también sirvió de título para que una vez más los dominicos abrieran al público las puertas del Convento San Juan de Letrán.

Lo confieso. No tuve la resistencia que se debe tener en estos casos para llegar al final. Me sentí cansada de escuchar discursos plagados de falsa modestia, evasivas, donde al final, el culpable de que aquí en Cuba no funcionara un proyecto social más justo, sería el proletariado. Clase social que en nuestra realidad no decide nada, aun cuando algunos se empeñen en decir que esta es su dictadura.

En los primeros diez minutos la investigadora agradecía la acogida y recordaba su primera presentación en ese mismo sitio cuando habló de pobreza. A los veinte minutos de conferencia solo había rebasado los conceptos de compasión según las miradas laicas, bíblicas y budista, y a penas se adentraba en un entramado de conceptos en el que el socialismo siempre salía victorioso. Ella misma lo confesó al auditorio. No se estaba hablando solo de la bipolaridad del mundo, si no de un tema que había ido ganando en matices.

A los treinta minutos ya estaba repasando lo malo que son los socialismos que han asumido algunos países de Europa, para adentrarse en lo ideal que es el socialismo marxista.

Habló de América Latina donde hay diversas maneras de asumir esta filosofía. Sin ser una experta en el tema se refiere al caso de Venezuela, —que según la Dra.— no privatiza de un modo radical, pero va creando una economía paralela.

Mencionó además a Ecuador y Brasil que evidentemente por el crecimiento económico, han sabido establecer un diálogo entre izquierda y economía de mercado, empresas privadas y burguesía, menos radical que el caso Cuba.

Entonces las frases “internacionalismo proletario”, “colectividad”, “no competitividad”, “propiedad social”, “propiedad estatal” “sin explotación”, “expropiación de bienes”, entre otras, poblaron la pantalla con el Power point.

El discurso evasivo siguió cuando en el minuto cuarenta decidí levantarme y salir. No había llegado aun a cuál de todas las propuestas de socialismo nos había tocado a nosotros los cubanos, y al paso que iba la Dra., dudo que fuera a trastear ese tema.

De todas formas sabemos cuál nos tocó.

La más jodida de todas las propuestas donde nadie ve progreso ni la economía se repone porque se invierte demasiado en politiquería.

Nos tocó la que la colectividad o el “nosotros” es el pretexto para ahogar cualquier intento de crecimiento personal, donde la pluralidad de criterios es una farsa (sobre este tópico hemos tenido muestras recientes), donde la gente no guarda compasión por nadie porque la ley es sobrevivir y la juventud emigra en bandadas.

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