Nos abandona el padre estadounidense

Kabir Vega Castellanos

Foto: Sandra Gómez

HAVANA TIMES — Aunque la destitución de la Ley de Pies Secos, Pies Mojados es, sin duda, el fruto de largas negociaciones entre los gobiernos de Cuba y EE.UU., para los cubanos pareció ocurrir en un parpadeo.

He estado indagando entre mis conocidos lo que piensan del cambio. Todo el mundo sabe lo qué ha significado esa supuesta puerta abierta tras el horizonte que por décadas ha incitado a miles de cubanos a cruzar el mar.

Al menos de los jóvenes que dieron su criterio, la gran mayoría se sienten decepcionados con el hecho. No creen que la medida impulse otras transformaciones urgentes, inevitables. Consideran no poder llegar a sentir que tienen futuro en su país de origen. Afirman en seco que “esto” va a seguir igual y su única esperanza ha sido destruida.

Otros, de varias generaciones, reaccionaron con indiferencia. Unos porque nunca pensaron irse ilegalmente (aunque confiesan que les gustaría emigrar), otros porque tienen métodos más o menos cómodos de supervivencia que solo funcionan aquí, algunos porque esperan irse por reunificación familiar y sienten que el cambio no les quitó nada.

Solo un pequeño grupo de adultos más críticos opinó que ya era hora de enfrentar los problemas, en lugar de buscar la solución en el mar. Comentaron que a pesar de quejarse continuamente por todo, los cubanos nunca ven como opción exigir cambios, activar el debate, remover la apatía. Increíblemente parece más fácil emprender un viaje suicida, exponer hasta a niños pequeños que ignoran lo que van a enfrentar, y soñar (como quien se lo juega todo en la lotería) con tocar tierra firme a 90 millas.

Es cierto que la repentina derogación dejó a muchos en completo desamparo. Los que vendieron sus casas, optaron por redes de inmigración clandestina  y se quedaron a medio camino hacia el “Yuma”. Los que también vendieron sus casas u otras propiedades y ni siquiera han podido salir del país.

He leído en las noticias que incluso los que han logrado llegar a territorio estadounidense están siendo repatriados. Todos ellos ruegan al Papá americano que no sea tajante, que los dejen alcanzar la meta deseada. ¿Se hará una excepción con ellos? Parece que no.

Es una situación dura, y muy lamentable. Perder un hogar, viajar quién sabe por cuánto ni en qué condiciones, afrontar peligros, todo para al final volver con las manos vacías.

Ahora me pregunto, una vez aquí de nuevo, ¿qué pasará? No solo con los deportados, sino con los que por una u otra razón permanecemos dentro de Cuba.

¿Protestaremos contra lo que por años nos ha afectado o seguiremos buscando alternativas de escape?

Ya se comenta que la derogación no es asunto serio, que Trump aseguró que volverá a poner la ley. No sé si será cierto, pero sigo sin entender por qué parece que nuestro destino depende siempre de Estados Unidos.

Articulos recientes:

  • Mundo
  • Noticias
  • SOS para Periodistas

Periodista mexicano Roberto Figueroa asesinado en Morelos

Figueroa fue secuestrado por hombres armados la mañana del 26 de abril después de dejar…

  • Foto del dia
  • Mundo
  • Noticias

Las bolsas del CLAP, Lara, Venezuela – Foto del día

Rogelio Mendoza de Venezuela tomó nuestra foto del día: "Las bolsas del CLAP" en Lara,…

  • Mundo
  • Reportajes

Las víctimas de esclavitud en Ecuador merecen reparación

Cientos de familias trabajadoras soportaron condiciones de salarios mínimos, explotación, falta de acceso a servicios…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.