Recuperación del bosquecillo en Santa Fe

Isbel Díaz Torres   (Fotos: Jimmy Martinez)

HAVANA TIMES — Mi inquieta amiga Patricia Alonso, después de promover la justa voluntad de su comunidad por recuperar un bosquecillo de casuarinas talado en Santa Fe, ha seguido insistiendo en la idea de que es posible ensayar la autonomía social allí, e involucrar a los vecinos en el conocimiento y transformación de su entorno.

Como parte de las acciones que, durante el pasado verano, realizó el Museo de Santa Fe, donde actualmente labora Patricia, la joven ideó la siembra de una ceiba en aquella manzana devastada, con la colaboración del proyecto EL GUARDABOSQUES, y la participación de los vecinos.

Con la ayuda de Luisito, incansable ambientalista, logré obtener una bella postura de ceiba, que viajó de El Vedado a San Agustín, y de ahí a Santa Fe, para que los niños y niñas de la localidad pudieran sembrarla en la gigantesca manzana.

El área, después de retirarse los militares y ser devuelta a la comunidad, ha sido parcialmente reforestada con especies como majagua, ocuje, almendro, entre otras, y ahora una ceiba.

No es recomendable demorar en estas acciones, pues las lluvias del verano ya han estimulado el crecimiento allí del marabú, que de modo subrepticio se expande por el terreno aún no reforestado.

Fue una alegría para mi compañero Jimmy y para mí, ver cómo los pequeños vecinos enseguida se activaron en función de la siembra. Los niños siempre sorprenden, y solo necesitamos dejarles hacer.

También fue fuente de regocijo incorporar a nuevos adultos sensibilizados con el medioambiente, quienes por iniciativa propia han cuidado la gran manzana, dónde ya han retornado los niños y adolescentes a jugar.

Debo aclarar, por cierto, que esta no fue la única acción de lo que el Museo de Santa Fé nombró Talleres de Verano “Conociendo mi comunidad”, pues también visitaron el valiosísimo pero excesivamente antropizado manglar del Bajo de Santa Ana, así como la Cueva Lamas, entre otros sitios de interés histórico y ecológico.

Bien por Patricia y sus compañeros del Museo. Espero que nos llamen de nuevo para una próxima siembra.