La nueva generación o degeneración

Por Irina Pino

Foto: Branson Q

HAVANA TIMES — No es nada nuevo que a los jovencitos se les encuentren carpetas con pornografía, ellos ni siquiera las ocultan tras nombres sutiles, las nombran: xxx. Y por supuesto, se sabe de lo que se trata.

Yo no acostumbro abrirle esas carpetas a mi hijo, sé perfectamente que él y sus amiguitos se pasan esos contenidos con frecuencia; aunque también se copian series manga, animados y comedias; es como una mezcla entre la inocencia y lo prohibido. En mi adolescencia veíamos esas pelis con mucha ansiedad y a escondidas. Ahora es normal tenerlas, como si se coleccionaran sellos o cualquier otra cosa.

Las chicas ponen sus fotos medio desnudas en sus Facebook para que las vean sus amigos y los amigos de sus amigos. Les da “orgullo” que cualquiera mire sus culos y senos. Cuando yo tenía esa edad, nos hacíamos fotografías de desnudos artísticos, y preparábamos un set para ello, como si fuéramos a hacer una película. Ahora basta con un simple selfie, y luego lo suben a Internet.

El otro día conversando con mi hijo, me enteré que la misma persona –de cuando yo llegué al barrio–, sigue vendiendo “María”,  y que ciertos muchachos la consumen para divertirse.

Nada cambia mucho, pero en algunos aspectos sí, los entretenimientos han variado, los videojuegos, el fútbol, las series y la mala música, ocupan parte de su tiempo. ¡Ellos gritan a menudo: ¡adiós libros, no están entre mis favoritos!

El pillaje forma parte de sus vidas, hacen trato con los jóvenes profesores que les venden exámenes, sin la menor vergüenza; se acabó el estudio en serio, a menudo se burlan del  muchacho que suspende, y lo culpan por no tener dinero para pagarse una nota.

¿Amor platónico? No, nada de eso, ya no hay cartas anónimas por debajo de las puertas, se ha esfumado el candor; la sorpresa ha perdido su verdadera esencia. No se dan rodeos cuando se desea tener sexo, todo se hace más directo.

Para ellos, importa demasiado una marca, un celular es sinónimo de estatus. La fama es signo de poder, sus ídolos son personas que tienen éxito monetario, y que casi siempre están en las redes sociales, aunque solo protagonicen noticias insulsas.

Al menos los hippies tenían estilo. Pero estos chicos ¿qué quieren, qué buscan?

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