Atracciones, sorpresas y decepciones

Irina Pino

De Sex and the City.

HAVANA TIMES – Las asociaciones ocurren cuando nos identificamos con hechos que formaron parte de nuestra vida, o que de alguna manera nos han tocado de cerca.

Pues resulta que viendo por segunda vez la famosa serie televisiva estadounidense Sex and the City, me he puesto a analizar mi propia visión del sexo y la manera en que lo he asumido. En uno de sus capítulos se trataba del “compañero sexual”, aquel al que solo se necesita para lograr orgasmos, pues la compañía, aparte de ser aburrida, no conlleva a ninguna parte.

Eso me ha ocurrido en numerosas ocasiones: que solo puedo tener sexo con esas personas, ya que la retroalimentación no se canaliza y solo hago monólogos. En otras, debo escuchar sandeces y palabras estériles, y es que el nivel intelectual de la gente debe tener cierta similitud para tener comprensión, por lo menos es lo que en realidad hace que dos seres tengan afinidad.

No niego que he tenido esos compañeros sexuales que en determinados momentos hacen falta. Tuve uno que no salía de la casa apenas, y cuando lo invité al teatro me dio un “no” rotundo, alegando que el teatro cubano estaba muerto y que prefería quedarse conmigo haciéndome sexo oral. Confieso que era todo un experto en la materia, pero no solo de sexo y pan se puede vivir.

Me cansé de visitarlo y de que solo me ofreciera almuerzo y buenos orgasmos.

También están los casos de los tipos intelectuales que te marean con su sapiencia y luego cuando llegan al sexo son un verdadero desastre: tienen impotencia, eyaculación precoz, mal aliento, o no dan pie con bola en el acto mismo.

Es que hay de todo, y para conocer se debe explorar bastante. Suele ocurrir que la imagen, el estímulo que tenemos delante no satisface a los ojos, sin embargo, cuando los cuerpos se aproximan, la química hace que suceda la explosión.

Me ha pasado con tipos agraciados físicamente, que al llegar al sexo me han decepcionado por completo. Unos porque eran malísimos, y otros por cosas como el tamaño y la textura de su pene.

Mientras que con tipos feos me ha sucedido lo contrario: me han complacido y me han transportado al éxtasis.

Si el beso, el olor y las caricias resultan placenteros, tienes una buena carta para el comienzo.

Vi en un documental un experimento con un grupo de personas, en el que se decía que los cuerpos se atraían por las hormonas que emanaban.

Recuerdo a alguien que me encantaba por su intelecto, hablábamos de arte por largas horas, pero era una lástima porque no me atraía para nada. Quería tenerlo solo de amigo, no obstante, él insistía en tener sexo conmigo y me lo pedía siempre.

Al final lo tuvimos: dejé que me llevara a un orgasmo con la fantasía de que estaba con otra persona.

Supongo que nadie debe aferrarse a los estereotipos, porque suelen jugarnos una mala pasada. En mi opinión, para que se cumplan las expectativas, tiene que existir un conjunto que despierte el deseo.

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