Un colchón y 1900 pesos

Irina Echarry

Hace unos meses decidí desarmar la cama antes de que el comején terminara la labor que había comenzado y como tampoco estaba cómodo eliminé el colchón.  Desde entonces mi madre se asomaba al cuarto y cuando me veía sobre la colchonetica sobre la que dormía me preguntaba con dolor en su rostro si me había convertido en discípula del Mahatma.

A mí me gusta el piso, me alivia los dolores de espalda producidos por la escoliosis y como hay menos muebles la habitación luce más amplia; pero en estos días ha bajado mucho la temperatura y no encontraba cómo mitigar un poco la frialdad a pesar de poner muchas colchas debajo y encima de mí.  Entonces comencé a pensar en la compra de un colchón.

A diferencia de otras compras, en esta oportunidad tenía donde escoger.  Los colchones de muelles que venden algunos particulares los deseché enseguida pues los venden ya hechos y sé de algunos que utilizan muelles oxidados y el relleno tampoco es confiable.  Los colchones Konfort que venden en las tiendas en divisas también quedaron descartados por los elevados precios.

En verdad tenía dos opciones: unos colchones inflables que cuestan 40 cuc y otros de espuma de goma que venden en moneda nacional.

Luego de pensar bien las dos variantes llegué a la conclusión de que el inflable, aunque costaba menos, podría ser muy débil y dañarse pronto.

Y con una mezcla de dolor y alegría pagué 1900 pesos (mn) por un colchón de color verde.  1900 pesos (80 cuc) podrían ser el salario de varios meses de trabajo: un periodista, un profesor de preuniversitario o un médico deben trabajar más de tres meses para adquirir uno.

Otras personas con menos ingresos, por ejemplo alguien que ocupe una plaza de recepcionista o de auxiliar de limpieza,  debe acumular el salario de medio año para dormir cómoda. Cuando digo salario me refiero al sueldo íntegro sin sacar para la comida o los gastos de subsistencia diaria.

En mi lista no menciono a los jubilados porque ellos no podrían lograrlo sin una ayuda,  por lo poco que cobran con sus chequeras.  Son escasas las ofertas en moneda nacional, es un beneficio que se pueda comprar algo con la misma moneda que te dan por tu trabajo, pero eso no lo es todo.

Debiera tenerse en cuenta el nivel adquisitivo de la población y dar algunas ventajas para los más necesitados (que no son minoría, pues hasta ahora no había venta de este producto en mn).

Cuando pienso en todo esto me siento dichosa de haber podido comprar mi colchón, pero me preocupa que no logre conciliar el sueño pensando en los 1900 pesos.

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