Sin noticias de Alexis

Irina Echarry

HAVANA TIMES — Ayer soñé con Alexis, el amigo del que una vez hablé aquí. En aquella ocasión contaba sobre su problema de vivienda, hoy mi angustia (y la suya) va por otro camino.

Hace cuatro meses mi amigo viajó en misión a Venezuela, lo ubicaron en un estado que no es chavista. Los que conocemos bien a Alexis nos inquietamos desde el principio con su situación, porque además tendría que lidiar con el campo y él es muy citadino, pero ya sabemos que los colaboradores no pueden escoger el lugar donde van a trabajar.

Como el salario que le pagan es poco, aún anda sin computadora y se le dificulta el acceso a su correo electrónico. Por suerte sabemos uno del otro a través de celulares, comunicación poco fluida, pero algo puedo contarle a su familia que no tiene siquiera teléfono fijo en casa.

Huelga decir que en Cuba los salarios resuelven mucho menos que los de Venezuela, es imposible pagar 1 cuc por cada mensaje al extranjero; gracias a Internet utilizo una página de Movilnet que permite enviar mensajes gratis.

Desde finales del mes pasado y lo que lleva de este la comunicación se ha congelado. Resulta que de pronto (ya había gastado mucho de su sueldo del mes) a Alexis le advirtieron que debía tener dinero guardado para cualquier urgencia y, como tiene poco, no ha puesto saldo en su móvil.

Para colmo, justo en estos días de incertidumbres electorales, cuando más se necesita, la página de Movilnet (según un cartel de la propia página) está en reconstrucción.

Todos esperamos con ansiedad que pase el domingo 7.

Allá, Alexis sin recibir noticias nuestras, asustado y en tensión, con la mochila llena de alimentos por si tiene que salir corriendo, y triste por dejar atrás lo poco que se ha comprado.

Acá, yo (y su familia) angustiada por el silencio, pensando qué pasará con los cubanos si Capriles gana o, si Chávez sale electo, qué sucederá en esos estados que no son chavistas.

Recuerdo que cuando mi papá peleaba en Angola visitaban mi casa algunas personas para traer noticias suyas e interesarse por nosotros.

No eran amigos de mis padres, se preocupaban oficialmente por las familias de los internacionalistas. Ya sé que aquello era una guerra, pero ¿cómo predecir en qué va a derivar la situación en Venezuela?

Algunas cosas he sabido por una amiga común que vive en Caracas, muy lejos de él. Imaginamos que se han tomado precauciones, que los colaboradores serán protegidos, pero hasta ahora nadie ha traído noticias de Alexis, ninguna “visita oficial” se ha preocupado por calmar la ansiedad de sus familiares.