¿Qué piensan en Cuba sobre la votación en Venezuela?

Irina Echarry

HAVANA TIMES – Hoy debiera ser un día importante para Cuba. Venezuela, el país del que depende nuestra momentánea tranquilidad petrolera, está en un proceso que podría desencadenar en algo negativo por donde quiera que se mire.

Mientras los medios oficiales cubanos y venezolanos muestran gente convencida de que la constituyente les traerá la paz muchos medios digitales hablan de sanciones, de jóvenes que protestan en las calles, de la represión del gobierno bolivariano, de intimidación y chantaje para que las personas voten, y hasta de una posible agresión de los EE.UU.

Sin embargo, el reguetón, las colas, la falta de información y la cotidiana manipulación de la prensa, hacen que la gran mayoría de los cubanos nos comportemos como si no sucediera nada trascendental.

Recorro las calles de Alamar en busca de viandas y verduras, así constato que la confianza envuelve a los que tienen familiares de misión en Venezuela. Se angustian, claro, pero les tranquiliza saber que están protegidos.

En la panadería La Maravilla, de la zona 8, una madre que ha tenido sus dos hijos de misión aclara: “los acuartelan y no pueden salir a nada; ellos saben bien que deben comprar víveres para unos cuantos días”. Y, según el señor de la camisa roja que va delante de ella en la cola: “si tienen que defenderse lo harán, olvídate. Hasta ahora nunca han tenido que darles armas, pero si la cosa se complica más…”.  La madre salta: no, eso es un disparate; ellos fueron como médicos, no como soldados. “Ay señora, el soldado lo llevamos dentro, si hace falta se saca”, responde el hombre.

Temprano en la mañana, en el parque Hanoi, lugar donde la gente va a conectarse a la wifi, las conversaciones personales invaden la atmósfera. Casualmente a mi alrededor solo hay mujeres que discuten o regañan a sus hijos a través de IMO. Pero una sobresale, pues transita del personaje de la abuela cariñosa a la de comisaria política con mucha fluidez.

“Si, aquí lo ponen todo, por Telesur*  estamos al tanto. Claro que si lo ponen todo. Niña, yo si he visto las calles cerradas, la candela, lo que hace la oposición… todo. También lo vi, ¿qué se creen? La policía está pa’ reprimir, no joda. Ven acá ¿Y van a dejar que los malcriados esos se hagan dueños de calles o asalten mercados o incendien? Por supuesto que los tienen que frenar y meter presos. ¿Qué derecho? ¿Chica de que tú hablas? Oye, tú estudiaste, no te dejes tupir… Yo sí veo internet, y sé que la gente de la derecha tiene aquello virao al revés. Tú tampoco estás allá. Bueno, vemos lo mismo por internet, ¿y entonces? Estás muy rara, ten cuidao… Mira no seas tan imbécil y ponme a mi nieta que yo llamé pa verla a ella no pa discutir contigo… tan comemierda…”. Colgó. Dio un paseíto por el parque y volvió a llamar, enseguida comenzó a decirle cosas dulces a la niña que salía en pantalla.

Mi vecina Ángela tiene al nieto en Venezuela, está preocupada “porque aquello está malísimo. Cuando él estaba en la misión era distinto, yo sé que los cuidan, pero desertó y hace años está dando tumbos, ilegal, sobreviviendo”. Ángela tiene miedo de que se arme algo feo, descubran que es cubano y tomen represalias. Sube las cejas y abre los ojos para decir: “allá han quemado gente viva”.

Llego al edificio, en la escalera hay gente conversando, para llegar a mi casa debo explicar más de una vez dónde compré la acelga tan bonita. Enseguida saco el tema de Venezuela y las elecciones. Las vecinas se me quedan mirando, la más jovencita mira su celular y reconoce: “yo no sé bien qué es lo que pasa allá”. Otra exclama enérgica que “eso está tan raro, porque si Maduro es el presidente ¿qué tanto lío con la gente de la oposición? Preso to’ el mundo y se acabó.  El presidente es el que manda”.

¿Tienes alguna idea de lo que pueda pasar a partir de hoy?, le pregunto.

“No va a pasar nada, niña, la gente está votando, normal”.

Pero hay descontento, en la consulta que hizo la oposición votó más de siete millones en contra de la constituyente, le digo.

“¿Y qué?  Venezuela no es Cuba, allá hay una tonga de gente, siete millones no son nada.  Todo va a seguir igual, Estados Unidos mucho blablablá… ese tampoco va a hacer nada”.

Sí, puede haber más sanciones, pueden dejar de comprar el petróleo venezolano, o dejar de refinarlo allá.

“No, no, no. Despreocúpate, no le conviene”, me interrumpe.

¿Por qué no le conviene? , pregunto.

“Eso lo han explicado por la televisión, EE.UU. no tendría donde conseguir petróleo cercano, ¿entiendes? Olvídate, que eso no va a pasar. Así que la oposición se va a cansar de hacer huelguitas, marchas y esas cosas. Tú verás cómo se cansan”.

Sigo subiendo la escalera, una vez dentro de casa me enfrento a un pariente más instruido, que tiene acceso frecuente a internet y que está conmovido con la participación del pueblo venezolano en las elecciones. Le recuerdo que hay muchos que han denunciado los chantajes, la coacción, las amenazas para quien no salga a votar. “Yo no lo creo, ¿a ti te consta que eso sucede? La gente ha respondido, ha salido a votar. ¿Por qué? No lo sé. Pero las imágenes hablan por sí solas”.

Claro, son las imágenes de Telesur.
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*Canal del gobierno venezolano con participación cubana que también se ve en Cuba.