Cuba: Lesbianas en la pantalla grande

Irina Echarry

HAVANA TIMES — Hace algún tiempo a mi amiga Ivet la contactaron para que participara en un documental sobre lesbianas. Ivet tenía un poco de miedo escénico y le preocupaba su presencia ante las cámaras. No aceptó la idea.

Como no tuvimos más noticias, pensamos que el audiovisual no se había realizado. Y resulta que el viernes 31 de mayo en el cine 23 y 12 se estrenó Mujeres…entre el cielo y la tierra, de Ingrid León Vila, donde las ocho entrevistadas son lesbianas.

Aunque menciona algunos tópicos delicados el documental no tiene un tono de denuncia. En ocasiones la música y algunas imágenes edulcoran ciertas escenas o las tornan extremadamente patrióticas.

La narración (voz en off), por momentos, suena de manera grandilocuente; las historias están demasiado entrecortadas lo que deja con deseos de saber más y, para mi gusto, se abusa de imágenes de obras de arte, en vez de centrarse en las entrevistadas.

Sin embargo, nada de eso impidió que quedara atrapada en la butaca; las responsables de esa “trampa” son las ocho mujeres que decidieron invitarnos a entrar en sus vidas.

Confieso que me hubiera gustado ver a mi amiga contando sus avatares: la vergüenza que sintió el día que, a la vista de los vecinos, tuvo que recoger toda su ropa del jardín del edificio pues su mamá las había lanzado en señal de desacuerdo con “su conducta”; o la angustia que la llevó a ingerir aquella cantidad de pastillas con alcohol, en fin: Ivet abriendo su corazón para tod@ el que quiera escucharla.

Pero comprendo que cualquier lesbiana tiene mucho que decir sobre el sufrimiento humano, la intolerancia, la marginación social y familiar.

Solo hay que repasar un poco la historia de la opresión de la mujer; del control, la violencia y la manipulación ejercida sobre ella a través de los siglos; y de sus luchas por la emancipación, por decidir sobre lo que solo a ella pertenece: su cuerpo.

Pero el tema de las lesbianas va más allá del feminismo y la redención de las mujeres, de los estigmas y las etiquetas. El lesbianismo es rechazado e incomprendido por muchas personas independientemente de su género, raza o nivel cultural.

La mayoría de las desventuras de la mujer lesbiana comienzan dentro del hogar, con la familia, casi siempre en un momento importante de la vida de cualquier ser humano: cuando inicia la búsqueda de su identidad.

Una de las protagonistas fue echada de la casa a los 13 años y anduvo por la calle mucho tiempo,  dormía en el cementerio o donde pudiera. Más tarde, por la presión social, se casó con un hombre que la violentaba sexualmente, la amenazaba: “colgaba sogas por la casa, decía que me iba a matar a mí y a todos los muchachos”; hasta que un día él se ahorcó.

Otra, “en un primer momento no estaba segura de si lo que sentía estaba bien o no”, se preguntaba quién era, cómo era. Luego tuvo problemas en la universidad por no seguir el estereotipo de ‘lo femenino’, la acusaban de amanerada: “Yo tenía una desilusión, un dolor. Era tan injusto, era tan inhumano, tan poco revolucionario, para mí fue una decepción muy grande. Ese fue el peor momento de mi vida. No lo entendí, para mí yo era revolucionaria, era una mujer integrada, [tal como] la revolución quería”.

Otra desde pequeña se supo diferente, sus parientes no veían en ella a “la linda muchachita femenina, era distinta al resto de las primas de la familia”. Sin deseos de complacer a nadie dice: “camino como me sienta cómoda, hablo como me sienta cómoda”, cree que lo importante es la autenticidad.

Otra se deprimió tanto: “no tuve valor de enfrentarme a mi madre. No tenía ganas de bañarme, no tenía apetito, escuchaba música y lo que venía a mi mente era la idea de quitarme la vida”, entonces le pidió a un primo infectado de VIH un poco de sangre para inoculársela; él se la dio.

Otra anuncia que no ha formado su identidad para los demás, sino para sentirse cómoda y poder vivir un poquito mejor. “Me he preguntado por qué soy tan fuerte. No hallo la respuesta. Porque yo me veo fuerte sí, pero soy a la vez tan dócil, tan dulce, tan buena”.

Y así cada una va narrando su vida, sus ilusiones, sus tormentos y también sus alegrías. Porque aunque a veces las historias tienen un final trágico, todas esas mujeres -a su manera- han intentado amar y ser amadas, sin patrones ni etiquetas, rompiendo estereotipos e imaginando que llegará el momento en que la sociedad esté lo suficientemente sana para aceptarlas.

Por mi parte creo que eso demorará un poco. Durante la presentación del documental hubo exclamaciones sentimentaloides o compasivas: “pobrecitas”, decían algunas mujeres sentadas detrás de mí.

Luego, cuando las protagonistas salieron del público hacia el escenario, las mismas mujeres que antes se compadecían exclamaron en tono de asombro: “ay, de verdad que están fuertes”.

Aunque la mayoría de las entrevistadas demuestra valentía y deseos de seguir la lucha por ser feliz y hacer con sus cuerpos lo que les plazca: “la felicidad es algo que, si no te la dan, te la coges, la construyes, te la inventas”; la sociedad en que vivimos no está preparada para la inclusión, para aceptar la diferencia.

La realidad es que tenemos la costumbre de someter nuestros juicios a la imagen, a lo externo, a los estereotipos; no vamos a la esencia de las cosas.

Mi amiga Ivet, las protagonistas del documental y todas las demás lesbianas tienen mucho que padecer todavía.

Articulos recientes:

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

Alarmante estudio sobre el “sueno migrante” de los cubanos

Entre los niños de primaria investigados, a quienes se aplicó “la dinámica de los 5…

  • Mundo
  • Noticias

La Unesco concede el Premio Mundial de Libertad de Prensa a los periodistas palestinos en Gaza y más noticias internacionales

Presentamos las noticias internacionales en breve recopilada por Democracy Now el viernes 3 de mayo de 2024.

  • Cancion del Dia
  • Mundo
  • Noticias

Monsieur Periné – Canción del día

Nuestra banda destacada de hoy es Monsieur Periné de Colombia con la canción “Mi Libertad”…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.