Un tejano opina sobre extracción de petróleo en Cuba

Graham Sowa

HAVANA TIMES, 7 feb — La gigantesca plataforma petrolera comenzó a verse desde la costa habanera hace poco, y todavía me pregunto qué sentirán los cubanos sobre su llegada.

La última plataforma petrolera que resultó ser noticia en Cuba fue cuando el desastre de la British Petroleum y los rumores de que los residuos de hidrocarburo llegarían hasta Varadero.

Así que mi expectativa era que las conversaciones rápidamente abordarían temas ambientales, además de la especulación económica y política.

Como siempre, los cubanos están muy bien informados sobre lo que se ha publicado oficialmente. Pero más allá del banal recital de lo que ya he leído en Granma y en la página de Facebook de Cubadebate, mis conversaciones sobre la plataforma petrolera no llegan profundamente hasta la opinión o la especulación.

Quizás sea porque soy de Texas y estoy acostumbrado a hablar de petróleo, gas natural, gasoductos y torres de perforación cercanas a la costa, cada vez que se da la oportunidad.

Texas es sinónimo de cowboys (vaqueros) y petróleo. Estas imágenes populares de mi estado se combinan mejor con la imagen de un cowboy con armas disparando al aire, sombrero en mano, mientras “monta” una bomba de combustible. YEEEEEE-HAWWWWWW!!!!!

Mucho antes de que DJ Screw y Three 6 Mafia hicieran famoso el “Texas Tea” (Té de Texas) durante mi generación (su café consistía de codeína, prometazina, Sprite y Jolly Ranchers para probar) el término se convirtió en una reconocida metáfora internacional usada para describir el petróleo.

Así como del petróleo se inventan gran cantidad de productos notables y no notables, que necesitamos en nuestras vidas diarias, también centramos nuestro debate alrededor del preciado líquido.

Los debates se centran en dónde perforar en busca de petróleo, quién puede hacerlo, y qué métodos se pueden utilizar. Estas discusiones pueden durar décadas sin llegar a ningún acuerdo.

Un ejemplo, para hacerme entender, es la propuesta de buscar petróleo en el Arctic National Wildlife Refuge (refugio nacional de flora y fauna del Ártico) en Alaska.

Estoy segura que la cantidad de energía que hemos gastado discutiendo, a favor o en contra de este proyecto, excede ahora la posible contaminación (o cantidad de petróleo) que se hubiera encontrado si se hubiera realizado la perforación.

Pero cualquiera que sean los riesgos de la perforación oceánica, pocas personas en Cuba gastan su tiempo en pensar sobre eso.

El debate económico también ha estado vacío, pero esto no interfiere mi habilidad de opinar sobre este tema.

Me parece extrañamente de libre mercado el enfoque de Cuba al permitir la perforación en busca del crudo. Si, existe un impuesto de 50 por ciento de lo que se extrae del suelo, pero aparte de ese impuesto, las compañías petrolíferas han estado arrendando bloques del lecho marino y esperan hacerse cargo de todos los costos de exploración y desarrollo de los pozos.

¿Será que Cuba espera que la competencia por llegar aquí primero lleve a un rápido desarrollo de los pozos y tener así un mayor ingreso por impuestos? Esto sería aceptar que, en estos casos, son preferibles las fuerzas del mercado.

Según mi conocimiento, la exploración petrolera en Cuba, a diferencia de Estados Unidos, no es subsidiada directa o indirectamente por los presupuestos del gobierno.

Estados Unidos habita el campo socialista cuando lo comparamos con Cuba en términos relacionados con sus relaciones económicas con compañías petroleras.

Y si incluso, el nuevo pozo cubano en el litoral resulta estar seco, al menos existe una posibilidad de que mejoren las relaciones bilaterales entre los dos países con la llegada de la plataforma.

El Departamento de Tesoro de los Estados Unidos permite que las compañías vendan implementos para limpiar el petróleo en caso de derrame.

Cuba, por su lado, permitió que Estados Unidos inspeccionara la plataforma de Repsol construida en China para asegurar que esta obedece al bloqueo de Estados Unidos contra la Isla. Estos son cambios considerables.

Pero me pregunto ¿cómo los mismos economistas ortodoxos de libre mercado, que aborrecen las regulaciones, pero también apoyan el bloqueo contra Cuba, pueden conciliar sus ideologías?

Desde sus puntos de vista, encuentro la escena de los inspectores estadounidenses examinando una plataforma petrolera hecha en China y comprada por España, en aguas que no son suyas, increíblemente irónico.

Irónico o no, es bueno ver que el petróleo promete hacer lo que un intercambio de prisioneros de Alan Gross por los cinco no pudo: que los dos países lleguen a un acuerdo sobre algo.

En tiempos de tanta inseguridad es reconfortante saber dónde se puede encontrar un acuerdo común: debajo de la superficie de las aguas que nos dividen.