Futuros médicos a las provincias

Graham Sowa

ELAM

HAVANA TIMES — Me quedan menos de 4 días para salir, como estudiante, viviendo en el campus de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM).

Para el próximo curso académico me enviarán a la ciudad de La Habana, probablemente al Hospital Salvador Allende, donde completaré mi formación médica. Pero no todo el mundo va para el Salvador Allende, ni para La Habana.

Nos dividirán y repartirán entre las distintas provincias del país. Esto se debe a que durante el tercer año de la carrera comenzamos la formación clínica basada en diferentes hospitales de toda Cuba. Este cambio académico y social al que nos sometemos se denomina “ir a provincia”. En este momento ese es el tema presente en la mente de todos.

Para muchos, esto es tan importante como los exámenes finales. Además de esperar por la tareas que asignarán las provincias también hemos escuchado que el próximo año Cuba finalizará su programa de becas gratis para la gran mayoría de los países participantes (en la actualidad son más de 90).

Es muy lamentable que los exámenes finales y la preocupación por saber a qué provincia iremos hayan impedido que mucha gente no se percate de que posiblemente después de estas vacaciones no nos volveremos a ver.

Un amigo señaló que es más probable que nos comuniquemos por Facebook o Skype cuando estemos fuera de Cuba, que podamos vernos dentro de la Isla.

Igual que los jóvenes cubanos angustiosos nosotros estábamos esperando por el cable submarino proveniente de Venezuela, pero parece que nuestro facebooking y el Skyping tendrán que esperar hasta las vacaciones de verano o después de la graduación.

También supimos recientemente que podríamos ser de los últimos grupos en graduarse en el proyecto ELAM.

Escuché que el plan original de la ELAM preveía que la escuela funcionara durante 10 años, después de lo cual cerraría. Si eso es cierto, entonces ha hemos sobrepasado ese tiempo.

Los rumores (para mí incluso un “rumor confirmado” en Cuba sigue siendo sólo un rumor) dicen que la matrícula del curso próximo será la última en entrar en el programa de becas gratis.

Eso tiene sentido según el plan original, pero supongo que tendremos que esperar hasta que lo leamos en el Granma o en Cubadebate antes de que podamos conocer mejor la verdad objetiva.

Sin embargo, eso no significa que sea el fin de los estudiantes extranjeros que vienen a estudiar medicina en Cuba. Esto sólo será el fin de los estudiantes extranjeros que vienen a estudiar medicina en Cuba de forma gratuita.

El nuevo sistema de educación médica para extranjeros en Cuba será autofinanciado, lo que puede ser interpretado como “usted nos paga, y nosotros lo educamos”.

Este es un sistema muy similar al que se utiliza en los Estados Unidos. De hecho, busque en los costos de cualquier matrícula para extranjeros en cualquier universidad en mi país y se percatará rápidamente por qué los estudiantes extranjeros son un regalo para las finanzas.

Me pregunto cómo vivirán los estudiantes autofinanciados, y si irán a la misma universidad, la Escuela Latinoamericana de Medicina, que estamos a punto de dejar. ¿Tendrán que permanecer en el campus de lunes a viernes, o solicitar un pase para poder salir? ¿Necesitarán permiso para viajar?

Quizás los profesores y trabajadores también cambien. Dado que los estudiantes autofinanciados pagarán en moneda dura (pesos convertibles) ¿los salarios de los empleados de la escuela serán en divisa o seguirán siendo en pesos cubanos?

¿El Departamento de Tesoro de los Estados Unidos entregará licencias de viaje a los estudiantes estadounidenses que paguen al Gobierno cubano para ser educados aquí?

Y por último, ¿los estudiantes tendrán que ir a la provincia que decida la escuela o podrán pedir ir a diferentes ciudades y hospitales, quizás a diferentes precios unos de otros?

Me imagino que tendrán que pasar por los mismos rituales de separar sus caminos y perder el contacto de la misma forma que nos está sucediendo ahora.

Todas estas preguntas serán relevantes cuando cambie la relación entre estudiantes y escuela. En este caso el factor determinante del cambio será el dinero.

¿Los estudiantes que paguen tendrán las mismas expectativas y ejercerán más presión en la escuela, que los estudiantes que no pagan? Me cuesta trabajo imaginar que las dos situaciones lleguen a ser lo mismo, pero no puedo decir que conozco lo suficiente como para predecir cuáles serán las diferencias exactamente.

Yo sé que entre las principales las razones por las que escogí y sigo escogiendo a Cuba están las costumbres explotadoras y depredadoras de las universidades de Estados Unidos hacia los bolsillos de los estudiantes y las líneas de crédito.

Por lo tanto, me preocupa hasta cierto punto, que el modelo educativo terciario se esté acercando un poco más hacia el nuestro.

Al menos los cubanos tienen la ventaja de aprender de nuestros errores, si así lo desean.

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