Graham Sowa
La semana pasada recibí mi boleta oficial para votar en las elecciones generales de Estados Unidos del 2012. Es una página, escrita por los dos lados. Debo votar en 34 postulaciones, desde el presidente del país hasta el Comisario del condado. Decidir por quién votar en 17 de estas carreras no me hará pensar mucho, ya que solo hay un candidato.
En estas elecciones sin oposición solo un candidato se postula. Lo que significa que esa persona ganará por defecto, ya que en Texas no tenemos la opción de votar por “ninguno”.
Este fenómeno de elecciones sin oposición se repite en muchos condados y estados de mi país, sobre todo a nivel local. Generalmente esto se debe a que uno de los partidos tiene un apoyo tan amplio que nadie se molesta en oponérsele. Por supuesto, como soy de Texas, estas elecciones, sin oposición, serán ganadas por los republicanos.
A pesar de esto, y de muchos otros problemas, con la práctica de nuestro estilo particular de la democracia en los Estados Unidos, algunos amigos y yo decidimos escuchar, por lo menos, a los candidatos presidenciales, Barack Obama y Mitt Romney.
Para ver como se desarrolla el drama, y tal vez aprender un poco sobre cada candidato, el pasado miércoles en la noche fuimos al Hotel Parque Central para ver el primer debate presidencial de Estados Unidos de las presentes elecciones.
El debate entre el presidente Obama y el gobernador Romeny no fue un evento televisado en Cuba, excepto para los hogares que pueden permitirse el lujo de una carísima TV vía satélite, los hoteles más populares con turistas internacionales, y los cubanos que encuentran vías ilegales para obtener una señal satelital en sus casas.
Ver el debate fue un asunto un tanto solitario entre nosotros cuatro. Había un señor mayor sentado a mitad del salón, que entraba y salía de un sueño mientras se desarrollaba el debate.
El presidente Obama quiere recaudar más dinero de los ricos en forma de impuestos. El gobernador Romney cree que su plan de reducir la tasa de impuestos creará más puestos de trabajo, y que aumentarán los ingresos fiscales por los ingresos que generen estos puestos. Por supuesto que el plan de cada candidato tiene más matices, pero estas fueron las principales atracciones del intercambio.
No sé quién “ganó” el debate, y me perdí cualquier cobertura que le dieran los medios cubanos. Lo que he estado viendo en los medios cubanos recientemente son las noticias de las próximas elecciones que tendrán lugar en la Isla a finales de este mes.
La mayor parte de las noticias nacionales se centran en la participación general de los cubanos en estas elecciones. Publican el número de candidatos que han sido nominados en las reuniones de barrio del Poder Popular, las organizaciones políticas de los barrios, que ya se han desarrollado.
Menos mal que leí sobre las elecciones en el periódico, porque de lo contrario nunca hubiera sabido que estaban desarrollándose. Digo esto porque a pesar de pasar la mayor parte del día con cubanos, rara vez los he escuchado hablar sobre las elecciones.
Quizás sea porque soy un extranjero, y por cualquiera de las razones que tengan algunas personas ellos creen que no vale la pena mencionar este asunto conmigo.
Por las pocas conversaciones relacionadas con las lecciones que he tenido con los cubanos parece existir una apatía, especialmente entre los jóvenes, con la que estoy muy familiarizado.
En Cuba, como en los Estados Unidos, es la misma historia solo que en idioma diferente: “mi voto no importa”, “a mí no me importa”, “nada va a cambiar”, y la más triste de todas “¿cuáles elecciones?”
Por lo que he visto la campaña en Cuba se limita a las biografías de una hoja con las fotos de los candidatos, uno al lado del otro, colocadas en lugares públicos de sus respectivas comunidades.
No hay anuncios en la televisión o folletos enviados por correo a las casas. Al menos los cubanos no están perdiendo millones de dólares en sus elecciones. En los Estados Unidos nuestra apatía viene con una etiqueta de precio.
Pero incluso si hay poca discusión sobre el cambio de política a nivel local en Cuba, al menos se puede decir honestamente que tienen elecciones. Recuerde que en la mitad de las votaciones en mi papeleta electoral en Estados Unidos no tengo más que un candidato por votar.
Con la falta de posibilidades, de la forma que sea, no me sorprende que la mayor similitud garantizada entre las elecciones de estos dos países sea la participación minoritaria de los jóvenes a las urnas. Tal vez mi generación tenga la culpa, ya que no nos motivamos por cualquier proceso político, ya sea en Estados Unidos o Cuba.
O tal vez se debe a que en ambos países nos parece que no importa cuales sean los dramas de los medios y las consignas idealistas que se lancen previo a las elecciones, los días, semanas y meses después de la votación seguirán en gran medida sin cambios.
La Asociación de Iniciativas Solidarias Alhucema en Sevilla, España también apoya con suministros médicos para…
Nuestra banda destacada de hoy es Africando All Stars con músicos de Africa y Nueva…
David Patrick Green tomó nuestra foto del día: "Mi madre disparando una flecha en los…
Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.