Hagamos nuestro lo que es nuestro

Esteban Diaz

En estos días me viene mucho a la mente un poema de Roque Dalton —poeta y revolucionario salvadoreño— en el que habla de la patria.

El rozarme con personas de diferentes nacionalidades en estos años y fusionando nuestras experiencias, me han convertido en un sancocho cultural que no me deja en duda que la patria es una ficción que se mantiene para dividirnos, atrasando la evolución de la humanidad que no es más que el bienestar colectivo, o sea, el comunismo.

Nacido de padre boliviano y madre argentina, siempre me ha costado pertenecer completamente a un bando nacionalista o expresar algún grado de xenofobia, racismo o discriminación de cualquier tipo. Es que he contado con la ventaja de viajar desde chico y apreciar la cultura de otro país, y en este momento de otros más.

En Argentina hay una fuerte xenofobia contra los bolivianos, y en general ante cualquier inmigrante; pero no me animaría a decir que es de naturaleza argentina.

Este hecho se presenta en toda Latinoamérica y el resto del mundo; es que todos los medios de difusión están puestos para vender una imagen, estatus social y económico, moral sexual, etc. que no deja con gusto todos los matices de raza, color, sexualidad, cultura, pensamientos y gustos diversos.

¿Hasta cuando el mundo tendrá que condicionarse a la elección de unos pocos, esos que determinan como deben ser nuestras relaciones sociales?

Si no buscamos una salida a nivel mundial no encontraremos solución posible, creo la forma de enfrentar de verdad la crisis económica, el desastre ecológico, la indigencia y las diversas formas de explotación, es expropiar todos los Estados en manos de los trabajadores, organizándonos en beneficio de toda la población sin privilegios para nadie.

Ya se esta dando en todo el mundo la toma de fabricas en manos de los obreros, y creo que ese es el camino mas adecuado; pero no solo expropiar las fabricas quebradas ni vaciadas por la patronal, si no también las que se encuentran activas, así comenzaremos un enfrentamiento que paralizara la acumulación de capital por unos pocos a costa del pueblo trabajador.

Combatir orgánicamente junto con todos los trabajadores del mundo al capital será la liquidación definitiva de las cíclicas crisis económicas que presenta el mismo y que siempre termina pagándola el pueblo explotado mediante recorte salarial, desocupación masiva, vaciamiento de fábricas, devaluación de la moneda, etc.