El falito inquieto

Erasmo Calzadilla

Tener un pene chiquito no es tan malo como much@s piensan. Los más pequeños son más fáciles de erguir porque pesan menos y la erección consume menos energía. Por tanto si de gozar se trata, los pipitos poseen ventajas nada despreciables comparados con sus hermanos mayores… resultan ser más inquietos, dicen l@s que han comparado.

Pero aunque la diferencia entre macros y micros pipis superen a veces los 10 cm, todos tienen aproximadamente la misma cantidad de terminales nerviosas (entre 400 y 600). Ello significa que la intensidad del placer, en cuanto ella depende de la inervación, es semejante para todos los pené foros (raboportadores).

Sin embargo hay otro falo mucho mejor constituido en el cuerpo humano: el clítoris. Podemos imaginar al clítoris como un rabito chiquito, o al pene como un clítoris hipertrofiado; pero más adecuado sería comprenderlos como derivando ambos de un mismo órgano primigenio, que luego durante el desarrollo fetal adopta cualquiera de las variantes entre esos dos extremos que son el pene y el clítoris.

Por poseer un mismo origen es que se parecen tanto, pero también hay diferencias. La principal, aparte del tamaño, es que el falito de la mujer está mucho mejor inervado (unas 800 terminaciones), y además su fin esclusivo es el placer.

El clítoris y el pene son como agentes de la comunicación interpersonal y con Dios. En el caso de las féminas, como sucede a los chips de las más modernas computadoras, el órgano encargado de tan encomiable función es más sofisticado ( y por tanto más delicado), posee un nivel más elevado de especialización, está mejor protegido, ocupa menos espacio y cumple mejor su trabajo.

Tal vez sea por eso que “las mujeres te dan con to’’.” como dice un estribillo de la casi extinta salsa cubana.

Así que, ya sabe, no vuelva a asociar machismo con falocentrismo porque en verdad todos tenemos un falo, y el de las féminas es tecnología de punta.